Elegía inconclusa (Farmacia Rite-Aid)
El hogar es donde el corazón se repite. Las góndolas por las que deambulás en busca de cosas que hacés de cuenta que no pueden encontrarse en ninguna otra parte a pesar de los años de otras biromes que compraste para garabatear en otra lengua, de otros anticonceptivos que tragaste en climas más benignos. Manteca de cacao Burt’s Bees, lubricante K-Y, loción humectante Curel, la marca exacta de gotas hidratantes para lentes de contacto, un olorcito a chocolates de San Valentín a través del celofán dos días después de Navidad: el hogar es este país con incipiente intolerancia a la lactosa que da vueltas por la góndola cinco, una mirada furtiva a lo que extrañaste y a lo que no. Es invierno acá, en una época demasiado en blanco de nieve para hacerse buenos pronósticos, y tenés puestos los guantes de cuero de mamá, un regalo, a ella le quedan chicos, y a vos también, en realidad, pero te los ponés porque son de ella. El hogar son sus manos en todas las filas para pagar que son también las tuyas.
Traducción de Ezequiel Zaidenwerg Dib
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