AL MENOS VIVE BIEN TU PROPIA MUERTE
Descabellado alboroto enajenado en la celda del tiempo.
Uno corre, corre y transpira para llegar a tiempo a la morgue.
Uno construye, destruye, crea, recrea, cree y descree.
Uno bombardea y regala flores al mismo tiempo.
Qué cerca está a lo lejos perder la razón en un delirio.
Sube la araña de la confusión su camino de vértebras quebradizo.
Qué absurdo escándalo los ojos que aún miran lejos dentro.
Qué algarabía fuera de orden afuera, dentro, tan cerca de lo desconocido.
Puertas, cerraduras, llaves, cerrojos, ataduras, postigos, persianas,
los ojos, el miedo, el centro de la periferia, el animal que late su ritmo mercantil inacabable.
Lejos aquellas agresiones de campanas. Cerca los bocinazos de la vanidad.
Qué hospitalidad desamparada hospeda la intemperie, la belleza espeluznante de creerse libre.
Abre los ojos, solo cambiamos jaula por féretro en un pestañeo cósmico de hipocresía.
Sin prisa sin pausa
Chivilcoy, Buenos Aires, Argentina
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