ESCENARIOS
Que me mires a los ojos.
Que tus dedos recorran
mis arrugas.
Que acaricies mi pelo.
Que tu lengua se entretenga
en mis orejas.
Que me beses el cuello,
largamente.
Que me muerdas los labios
y con un dedo
y tu lengua
te adentres en mi boca
para seguir besándome.
Que enlaces mi cintura
para abrir en mi vientre
el cielo
y el infierno.
Que al culminar
victorioso,
alimentado el magma del deseo,
me beses en los párpados,
apoyes tu cabeza
en mi pecho
y subamos al día,
nuevamente.
(Bienvenida vejez,
con los ojos abiertos
y la luz encendida
--con todas las luces
encendidas--
no hay ocaso posible).
*****
DESPEDIDA
Al paso... al paso... al paso...
Al trote, al trote, al trote...
El pote borbotando, la luz de la lareira
y el vaivén en el regazo de mi madre
que cocina cabalgando el hambre.
Sin temor al lobo, custodiada
por robles y castaños,
caminar hasta la casa de madrina
y llamar a mi primo
(Xose Luisiño, vamos a xogar na eira).
Despedirme sin saberlo
de la aldea de la dulce lengua.
(En Buenos Aires, en el envés lustroso
de los almanaques
dibujaré árboles, campos ondulados
y casas y alambrados
y una vaca).
No mucho más, soy muy pequeña.
No me hará falta maleta para el viaje,
dentro de mí caben todos los adioses.
(Fuente: Tema: Poesía)
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