5 poemas de EL ROCK HA MUERTO
filosofía de bolsillo
esta tarde, al fin,
después de arrastrar durante días
una botella de agua
maloliente,
he decidido vaciarla
en el lavabo y arrojar
el vacío continente,
con desprecio, a la basura.
he cogido con brío la garrafa
de agua mineral, natural,
un vaso de vidrio fino,
y he pegado un buen trago
aséptico y
satisfactorio.
a veces, —he pensado—
se debería
poder hacer lo mismo
con la vida.
pequeñas batallas nocturnas
cómo resistir indemne
a este concilio pactado de tinieblas,
a esta quietud tácita y velada
bajo las sábanas.
cómo respirarnos el aliento
sin devorarlo a dentelladas y mandíbula.
cómo no deletrearnos las pasiones,
declamando, sílaba a sílaba, entre tus muslos.
cómo abandonarme al sueño que es la muerte,
sin la caricia
sinfónica
de tus suspiros.
dimanche blues
víspera de lunes,
tarde de domingo,
melancolía,
lluvia
y fútbol radiado.
el dilema
conseguir que te lean
para alcanzar
la fama
o
alcanzar la fama
para conseguir
que te lean.
una ficción, una sombra, una ilusión...
a medida que envejecemos
los sueños se vuelven
menos frecuentes, pero a la vez
más intensos, más profundos,
hasta que del último
no sabemos —o no queremos—
regresar.
Alberto Pérez Domínguez. El rock ha muerto. Bajamar Ed. 2024
(Fuente: Voces del extremo)
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