domingo, 17 de mayo de 2020

Edwin Arlington Robinson (Estados Unidos, 1869-1935)



Miniver Cheevy 

 

Miniver Cheevy, del escarnio herido,
flaco ya de escalar las estaciones,
lloraba a veces por haber nacido,
      y daba sus razones.

Sólo amaba el pasado en que altanero
corcel piafaba y la espada lucía,
y al evocar un valiente guerrero
      bailaba de alegría.

Por todo lo que no era suspiraba,
y descansaba en su sueño indolente,
con Camelot y con Tebas soñaba,
      con Príamo y su gente.

Él añoraba el renombre maduro
que a tanto antiguo nombre hace fragante,
lloraba por lo bello, hoy tan oscuro,
      y el arte tan distante.

Miniver dio a los Médicis su amor
aunque a ninguno de ellos conociera,
sería empedernido pecador
      si él un Médicis fuera.

Él maldecía lo convencional
y daba el traje caqui por basura.
Añoraba la gracia medieval
      de la férrea armadura.

Él despreciaba el oro que buscaba,
aunque sin él se sentía molesto;
pero pensaba, pensaba, pensaba
      y pensaba sobre esto.

Miniver Cheevy, tarde al mundo vino,
la cabeza rascábase pensando,
tosía y lamentaba su destino
      y seguía tomando.
 
 
 

incluido en Antología de la poesía norteamericana (Fundación editorial El perro y la rana, Venezuela, 2007, selec. de Ernesto Cardenal, trad. de José Coronel Urtecho y Ernesto Cardenal). 
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

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