jueves, 1 de mayo de 2025

Antonio Cisneros (Lima, Perú, 27 de diciembre de 1942 - Lima, 6 de octubre de 2012)

 Puede ser una imagen de texto que dice "THE HAMILTON MFG.CO CANTO CEREMONIAL CONTRA UN oso HORMIGUERO. ANTONIO CISNEROS PREMIO POESIA 1968 CASA DE LAS AMERICAS casa"

 

 

CRÓNICA DE LIMA

 

𝘗𝘢𝘳𝘢 𝘤𝘢𝘭𝘮𝘢𝘳 𝘭𝘢 𝘥𝘶𝘥𝘢
𝘲𝘶𝘦 𝘵𝘰𝘳𝘮𝘦𝘯𝘵𝘰𝘴𝘢 𝘤𝘳𝘦𝘤𝘦
𝘢𝘤𝘶é𝘳𝘥𝘢𝘵𝘦, 𝘏𝘦𝘳𝘮𝘦𝘭𝘪𝘯𝘥𝘢,
𝘢𝘤𝘶é𝘳𝘥𝘢𝘵𝘦 𝘥𝘦 𝘮í.
𝘏𝘌𝘙𝘔𝘌𝘓𝘐𝘕𝘋𝘈, 𝘷𝘢𝘭𝘴 𝘤𝘳𝘪𝘰𝘭𝘭𝘰.
 
 
 
 
Aquí están escritos mi nacimiento y matrimonio, y el
día de la muerte
del abuelo Cisneros, del abuelo Campoy.
Aquí, escrito el nacimiento del mejor de mis hijos, varón
y hermoso.
Todos los techos y monumentos recuerdan mis batallas
contra el Rey de los Enanos y los perros
celebran con sus usos la memoria de mis
remordimientos.
(Yo también
harto fui con los vinos innobles sin asomo de vergüenza
o de pudor, maestro fui
en el Ceremonial de las Frituras.)
Oh ciudad
guardada por los cráneos y maneras de los reyes que
fueron
los más torpes -y feos- de su tiempo.
Qué se perdió o ganó
entre estas aguas.
Trato de recordar los nombres de los Héroes, de los
Grandes Traidores.
Acuérdate, Hermelinda, acuérdate de mí.
 
Las mañanas son un poco más frías,
pero nunca tendrás la certeza de una nueva estación
-hace casi tres siglos se talaron los bosques y los pastos
fueron muertos por fuego.
El mar está muy cerca,
Hermelinda,
pero nunca tendrás la certeza de sus aguas revueltas, su
presencia habrás de conocerla en el óxido de todas las ventanas,
en los mástiles rotos,
en las ruedas inmóviles,
en el aire color rojo-ladrillo.
Y el mar está muy cerca.
El horizonte es blando y estirado.
Piensa en el mundo
como una media esfera -media naranja, por ejemplo-
sobre cuatro elefantes,
sobre las cuatro columnas de Vulcano.
Y lo demás es niebla.
Una corona blanca y peluda te protege
del espacio exterior.
Has de ver
4 casas del siglo XIX
9 templos de los siglos XVI, XVII, XVIII.
Por 2 soles 50, también, una caverna
donde los nobles obispos y señores -sus esposas, sus
hijos-
dejaron el pellejo.
Los franciscanos -según te dirá el guía-
inspirados en algún oratorio de Roma convirtieron
las robustas costillas en dalias, margaritas, no-me-olvides
-acuérdate, Hermelinda- y en arcos florentinos las tibias
y los cráneos.
(Y el bosque de automóviles como un reptil sin sexo y
sin especie conocida
bajo el semáforo rojo.)
Hay, además un río.
Pregunta por el Río, te dirán que ese año se ha secado.
Alaba sus aguas venideras, guárdales fe.
Sobre las colinas de arena
los Bárbaros del Sur y del Oriente han construido
un campamento más grande que toda la ciudad, y
tienen otros dioses.
(Concerta alguna alianza conveniente.)
Este aire -te dirán-
tiene la propiedad de tornar rojo y ruinoso cualquier
objeto al más breve contacto.
Así,
tus deseos, tus empresas
serán una aguja oxidada
antes de que terminen de asomar los pelos, la cabeza.
Y esa mutación -acuérdate, Hermelinda- no depende de
ninguna voluntad.
El mar se revuelve en los canales del aire,
el mar se revuelve,
es el aire.
No lo podrás ver.
Mas yo estuve en los muelles de Barranco
escogiendo piedras chatas y redondas para tirar al agua.
Y tuve una muchacha de piernas muy delgadas. Y un
oficio. Y esta memoria -flexible como un puente de barcas-
que me amarra
a las cosas que hice
y a las infinitas cosas que no hice,
a mi buena o mala leche, a mis olvidos.
Qué se ganó o perdió
entre estas aguas.
Acuérdate, Hermelinda, acuérdate de mí.
 
 
 
(Tomado de Canto ceremonial contra un oso hormiguero, de Antonio Cisneros. Premio Casa de las Américas en un año señero: 1968.)

 

(Fuente: Lab De Poesía)

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