lunes, 25 de octubre de 2021

Macedonio Fernández (Buenos Aires, 1874-1952)

 

  / Suave encantamiento

    


     Profundos y plenos
Cual dos graciosas, breves inmensidades
Moran tus ojos en tu rostro
Como dueños;
Y cuando en su fondo
Veo jugar y ascender
La llama de un alma radiosa
Parece que la mañana se incorpora
Luminosa, allá entre mar y cielo,
Sobre la línea que soñando se mece
Entre los dos azules imperios,
La línea que en nuestro corazón se detiene
Para que sus esperanzas la acaricien
Y la bese nuestra mirada;
Cuando nuestro ser contempla
Enjugando sus lágrimas
Y, silenciosamente,
Se abre a todas las brisas de la Vida;
Cuando miramos
Las cenizas de los días que fueron
Flotando en el Pasado
Como en el fondo del camino
El polvo de nuestras peregrinaciones.
Ojos que se abren como las mañanas
Y que cerrándose dejan caer la tarde. 

[1904]

En:  Martín Fierro, n° 14 y 15, 24 de enero de 1925
 


Foto: Popular, s/d
 

Nota del Ad.:
El poema "Suave encantamiento" fue publicado por primera vez en la revista Martín Fierro ("la primera Martín Fierro") del poeta anarquista Alberto Ghiraldo, cuyos 48 números semanales aparecieron en Buenos Aires en 1904 y 1905. La "segunda Martín Fierro" recuperó el poema en el número doble 14 y 15 de 1925, con la siguiente introducción: 
"Páginas olvidadas
" Macedonio Fernández, ¿un precursor del ultraísmo? 
"Hace veinte años -época en que se cultivaba una poesía brillante, ruidosa, elocuente- publicaba Macedonio Fernández en el Martín Fierro de Alberto Ghiraldo, las composiciones 'Tarde' y 'Suave encantamiento'. Reproducimos esta, acaso anticipación de Borges, González, Lanuza, Nora Lange, Francisco Piñero, nuestros ultraístas.
"Verso libre, desdeñoso del ritmo silábico y la rima, pero grandemente eufónico. Poesía pura, recóndita, de acento misterioso. Hasta la casi ausencia de puntuación que caracteriza a los [ilegible, probablemente "nuevos"]. Pero, sobre todo, el amor a la imagen, en el [ilegible] de los ultraístas. He aquí la composición que se publicó el 14 de noviembre de 1904 en Martín Fierro, y que se cierra con un par de versos admirables, de esos que largo tiempo hacen soñar."
 
 
 
(Fuente: Otra Iglesia Es Imposible)

 

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