SÚCUBO
Y me encontré una mujer frente a mí,
y le dije: no tengo pelo,
soy un pez. Y ella me dijo:
conocerás el mar, esa ancha tumba
en que nada el Kraken
y se pierden los barcos.
Y era como descubrir en un barco, de noche
a la luz de las estrellas
que está uno abrazado al diablo,
a esa mujer, esa limosna
que sólo él puede ofrecerme
y cuya mano acaricia torpemente
las cuencas vacías de mis ojos
en ese albañal que tengo por juguete,
y por figura; y le diré entonces:
he tenido comercio con la nada.
[de Piedra negra o del temblar, 1992]
(Fuente: Daniel Arella)
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