EL INNOMINADO MÁS PRÓXIMO
Tan malditamente familiar
La mayor parte del tiempo.
Ni siquiera sé que estás acá.
Mi vida,
Mi porción de eternidad.
Un pequeño temblor,
Como si el frío de la tumba
Ya me estuviese
Alcanzando-
No importa.
Descartes olió
Brujas ardiendo
Mientras él se sentaba pensando
Acerca de una verdad tan obvia
Que seguimos fallando en verla.
Yo tampoco lo supe
Hasta hoy.
Cuando escuché chillar a un pájaro:
Viene el gato,
Y me sentí temblar.
EN LA CALLE
Belleza, diosa oscura.
Nos conocimos y separamos
Como si no nos hubiésemos separado.
Como dos relojes detenidos
En la polvorienta vidriera de un negocio,
Una dorada mañana del tiempo.
CONDUCIENDO POR ESTOS CAMINOS
Para qué te sirve
Quejarte, Charles.
Los destinos que barajan las cartas
Son viejos y ciegos.
Podés encontrarlos
En cada hogar de ancianos de Tenessee.
Un día se te rompe el auto
En las afueras de cualquier muerto pueblo de molinos
Con un par de chimeneas en la lluvia,
Y vos pasás delante del hogar
Con tu lata de gasolina en la mano,
Casi rozando los grises ladrillos
Igual que la más vieja de ellos
Se pone los anteojos de estrás
Para leer lo que tienen para decir las cartas
Ahora que estás empapado
Y estás a punto de temblar hasta morirte,
Excepto que todavía no es tu hora.
EL APUNTADOR
El que había estado susurrando
Todo el tiempo en este teatro vacío
Y cuya voz yo recién escuchaba-
O imaginé que lo hacía
Distraído como estaba en mis propios pensamientos.
Dios ten piedad de mi pobre alma
Debía ser mi verso,
Que no me animé a decir
Con escalofríos recorriéndome la espalda
Como ratones blancos.
Y cuando por fin logré hacerlo,
No hubo respuesta.
Un aplauso, alguien con una breve risa ahogada
Es todo lo que yo había esperado
Y no este gran barrido de nada.
CIELO OTOÑAL
En los tiempos de mi bisabuela,
Lo único que uno necesitaba era una esciba
Para llegar a ver lugares
Y perseguir a los gansos en el cielo.
*
Las estrellas lo saben todo,
Así que tratamos de leer sus mentes.
Lejanas como son,
Elegimos susurrar en su presencia.
*
Oh, Cintia,
Tomá un reloj que ha perdido sus brazos
Y llevalo de paseo.
Conseguime un cuarto en el Hotel Eternidad
Donde el Tiempo para de vez en cuando.
*
Vengan, amantes de los rincones oscuros,
Dice el cielo,
Y siéntense en uno de mis rincones oscuros.
Hay muchos ceros sabrosos
En el plato de los maníes esta noche.
AL QUE EXCAVA UN TÚNEL
Las penitenciarías aseguradas durante la noche,
Miles yaciendo despiertos en ellas,
Así como nosotros también yacemos despiertos, amor,
Esforzándonos para oír más allá de lo silencioso.
La borrosa blancura del cielorraso
De nuestro oscurecido cuarto como una sábana
Arrojada sobre un cuerpo en la morgue helada.
¿Escuchás al que excava el túnel?
Produce un sonido tan leve
Que podría ser el latido de tu corazón o del mío
En esta pared contra la que apoyamos nuestras cabezas.
Con nuestros ojos ahora muy cerrados
Como si un carcelero se hubiese detenido a espiar
A través de la pequeña hendidura de nuestra puerta.
LA DOCTRINA SECRETA
Psst, psst, psst,
Es lo que está diciendo la nieve
A los callados bosques,
Mientras cae la noche.
Algo apremia,
Que no podemos esperar,
En un sendero que se ha ido a ningún lado,
Donde me encontré a mí mismo
Rebasado por copos de nieve
Con tanto para confidenciar.
Las ramitas desnudas punzaban sus oídos-
¡Dios mío!
¿Qué dijeron?
¿Qué dijeron?
Fui fastidiando
A cada árbol y arbusto.
VERDADES SEPARADAS
La noche cayó sin pedir
Nuestro permiso.
Mary tenía un dolor de cabeza,
Y a mí me dolían los ojos
De tanto pispear los diarios.
Todavía podemos descifrar
Unos pocos viejos árboles en el jardín.
Ellos lo toman como viene.
Las verdades separadas
No les interesan.
Tendremos que correr por ello, dije,
Y no tenía ni idea de qué quería decir.
La llegada de lo inevitable,
Que extraña dicha que es eso,
Y no tuve ni idea de qué quiso decir ella.
FINES DE SEPTIEMBRE
El camión del correo recorre la costa
Transportando una sola carta.
Al final de un largo muelle
La aburrida gaviota levanta una pata de vez en cuando
Y luego se olvida de bajarla.
Hay una amenaza en el aire
De tragedias creándose.
Anoche pensaste que oías la televisión
En la casa de al lado.
Estabas seguro de que era algún nuevo
Horror que estaban informando,
Así que saliste a averiguar.
Descalzo, en calzoncillos.
Era solo el mar que sonaba cansado
Después de tantas vidas
O haciendo como que corría hacia algún lado
Y nunca llegaba a ninguna parte.
Esta mañana, parecía domingo.
Los cielos hicieron su parte
Al no arrojar ninguna sombra sobre la vereda
O la fila de cabañas vacantes,
Entre ellas una pequeña iglesia
Con una docena de grises tumbas amontonadas
Como si ellas, también, tiritasen.
Estos poemas provienen del libro "The Voice at 3:00 A.M.",
Selected Late & New Poems. Es una antología que recorre
varios libros de Simic, desde Unending Blues (1986), hasta
Night Picnic (2001), con el agregado de poemas posteriores,
hasta 2003.
Esta entrada se dedica a estos últimos, siempre en la idea,
tan ilusoria como cualquier otra, de que es probable que to-
davía no hayan conocido una versión en castellano.
Charles Simic. The Voice at 3:00 A.M. Selected Late &
New Poems. Harcourt, Inc., 2003.
Versiones del inglés: Robert R. Rivas.
(Fuente: Idiomas olvidados)
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