UNA NOCHE
La noche última el viento silbaba tan fuerte que creí que iba a derribar
las rocas de cartón.
Mientras duraron las tinieblas las luces eléctricas
Ardían como corazones
En el tercer sueño desperté cerca de un lago
Donde venían a morir las aguas de dos ríos.
Alrededor de la mesa las mujeres leían.
Y el monje se callaba en la sombra.
Lentamente crucé el puente y en el fondo del agua oscura
Vi pasar lentamente grandes peces negros.
Súbitamente me encontraba en una ciudad grande y cuadrada.
Todas las ventanas estaban cerradas, por doquier silencio
Por doquier meditación
Y el monje pasó aún por mi lado. A través de los agujeros de su
silencio podrido vi la belleza de su cuerpo pálido y blanco
como una estatua del amor.
Al despertar la dicha dormía aún cerca de mí.
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versión de César Moro en "Versiones del surrealismo", Tusquets, Barcelona, 1974.
(Fuente: Jonio González)
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