miércoles, 27 de octubre de 2021

Héctor Giuliano (Piamonte, Italia, 1947)

 

 

Fue
una opípara
y agradable velada.
 
Un otoño
apacible
que bajaba de los Alpes
anudaba la llanura,
forzaba al descanso
en las riberas del Po. 
 
Ristorante
Caval' d brons
Preanotazione obbligatoria.
Riservazione una settimana prima.
(Solo 4 tavoli)
 
Trufas, fricassá
de lechón recién carneado,
horno piamontés,
bagna cauda,
hongos, castañas,
almendras,
vino ácido de Hungría,
millones de liras la botella,
vino Barolo de las langas,
brandy francés,
whisky Alta Escocia,
fueron quince
postres refinados
manteles bordes de oro,
etcétera.
 
La charla:
los giros y definiciones,
"Tacuara", la apertura electoral:
Joe Baxter,
un coronel ladero de Onganía,
el vinero de Schönkopschen,
yo.
 
Y de la moderna homeopatía
la ciencia del bibliotecario;
del teósofo del gótico temprano
a los presentimientos que Mendelssohn
no lamentaba;
la química mística,
las expresiones amistosas
del sueño regular,
la insólita propina,
la estrategia para copar
el Policlínico Bancario,
los enlaces con la izquierda
y los nazis de Morón,
los ajusticiamientos,
las vergas de toro de la Federal
para ampliar el conocimiento
y la memoria
las noches por ahí,
el inmoral balance,
la excitación.
 
Y la piedra
que cae en gotas,
y los anhelos matriarcales,
y el derecho sucesorio
y los reales,
y las drogas que los muertos
no aprovechan,
y el espíritu vital
en la curvatura terrena.
 
Aguas,
tuétanos,
aquel lago
en la oscura
boca
siciliana.
 
 

-Inédito-

 

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