Réquiem mecánico
He asistido sin querer al despiece
de un vencido motor de auto
en un oscuro taller.
Los hombres excitados y ansiosos
identificaban con aplicación y esmero
las partes como joyas sucesivas.
En aquellas ásperas manos
parecían desmembrarse poco a poco
duros ejemplos de una ciega y pura voluntad.
Así fui observando extrañado
como alguna vez la metafísica de la velocidad
en las tripas de su secreto,
había pulido infructuosamente
sobre la retórica de la materia
el inamovible deseo de llegar a todas partes.
(Fuente: Ricardo Ruiz)
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