
LA LIBIDO DE LA TIERRA
La libido de la tierra te hace más pesado, la gravedad de la tierra.
Es una balanza cuyo contrapeso es una lápida,
y en el fondo de cada sed se asienta un desdentado
Es un duende de azúcar, un dulce misterio en lo profundo
donde una piedra de sal desata un hilo punzante,
no lo recuerdas.
Te ha empujado desde lo oscuro hasta un deseo tan vasto como tu historia,
te aferra entre sus garras.
Duermes la mitad de la vida y corres lo que falta,
te cepillas los dientes, te cortas las uñas, te portas bien.
A veces los huesos crujen contra la carne, la piel se consume
y algo asciende a la superficie.
Perfora la piel y huye.
Se oye el grave flujo de la vena cava, los días se hunden hasta el fondo,
lamen la piedra y sienten la succión de la tierra.
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en “Por eso trato con ladrones”, Nido de Cuervos, Lima, 2007. Trad. del finés de Inka Korhonen y Renato Sandoval. En la imagen, Eira Stenberg (Tampere, Finlandia, 1943 / Kirjailija-lehti)
(Fuente: Jonio González)
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