EL COMISIONISTA
I
A él, que jamás leyó un libro
le consagraron centros de investigación
y premios de poesía.
A él, que no le gustó nunca estudiar
le homenajearon con colegios, institutos
y una universidad.
A él, que jamás iría a uno público,
lo llevaron a inaugurar hospitales.
II
Puede que el pueblo, siempre agobiado
con las cosas vulgares del comer,
pagar la hipoteca y sacar los hijos adelante
no lo supiera,
los de abajo, siempre tan atareados
en cosas tan reales
tienen poco tiempo para pensar
y dejan que la televisión piense por ellos,
aunque luego llegan las confusiones:
España con unidad,
religión con catolicismo,
derecho con amiguismo,
democracia con plutocracia,
impunidad con monarquía,
pero los que lo agasajaban
no se engañaron jamás con esto,
y le compraban yates,
silenciaban a la prensa,
hacían desaparecer los cadáveres
y lo convertían
en uno de los tios más ricos de Europa.
Era el gran campechano,
un día, de él, tal vez solo queden
retratos en Suiza.
En: Todos atrapados en la misma trampa. Ed. Garum, 2020
(Fuente: Voces del extremo)
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