martes, 1 de septiembre de 2020

Fernando Barbero (España, 1949)



El peor presidio


Cada quien se fabrica su propia cárcel
la celda en la que vivirá
creerá que es libre
puesto que nadie le impedirá ejercer su libertad

Cada día reforzará el cerrojo que le separa del mundo
abrillantará los barrotes mientras mira la televisión
tendrá una mazmorra preciosa

Cultivará su presidio con actos cobardes
con renuncias pequeñas y grandes
con el ejercicio de lo políticamente correcto
con la práctica de la competitividad
con creencias supersticiosas y religiosas

Si alguien se aproximara a su corazón
y el preso corriese peligro de ser liberado
se encogería en el rincón más oscuro y oculto de su jaula
y enarbolaría una bandera sin importar el color

Enarbolaría una bandera y a veces, cantaría un himno
Para no salir de su propia cárcel









Consumo, luego existo


Empujo mi carro del súper
Sus ruedas giran frenéticas
sobre la brillante superficie
del centro comercial

A derecha e izquierda
los iluminados escaparates
me llaman silenciosamente
y mi cerebro comienza a soñar

Zara, Mango, Stradivarius
Hago cuentas rápidas,
pero antes de hacerlas
ya sé que no puedo comprar nada

Pull & Bear, Sfera, Cortefiel
Debo varias mensualidades
Pero siento que debo adquirir
alguno de esos productos

Springfield, Bershka, Calzedonia                                                                                
Quiero ser como los demás
Tener cosas, objetos
Todos lo hacen

Don Algodón, La Casa del Libro
Además se pueden pagar
en cómodos plazos
Massimo Dutti, Rumbo, Benetton

¿Qué mal puede hacer
aumentar las cuotas mensuales?
Deber un poco más
a cambio de ser, de existir

Mi carro se alegra
Cuando descubre conmigo
el objeto de mi deseo
¡Qué bonito y qué barato!




(Fuente: Voces del extremo)



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