viernes, 25 de septiembre de 2020

Fernando Cabrita (Portugal, 1954)

 

 

LA BENDICIÓN Y ASPERSIÓN DEL AGUA

Café para la dama, por favor.
No puedo decir esto de manera poética. Un cafe.
El nombre de estas montañas es Mashu, y también
dudamos de quién viene aquí.
Preguntó el hombre-escorpión:
- ¿Quién eres tú, que hiciste este largo viaje?
 Y me senté a tu lado.
Y no tuve palabras para responderle
-… Gilgamesh no era… -
pero también me gustaría
volver a ver a mi padre, que había sido una sonrisa amable y
 sencillo,
sencillo
 frondoso árbol que nunca pide nada a cambio de su sombra.
 Recuerda. Recuerda.
 
Hoy nos volvimos a ver y los teléfonos móviles sonaban sin cesar.
Y para usted, ¿qué será, señor?
¿Una cerveza?
Vimos las fotografías antiguas, hablamos de cosas irracionales,
Scylla y Caribdis.
Sientate a mi lado.
In nomine dei, pero de qué dios, qué más puede ser
que no esta luz del cielo que
calienta y acelera, este sol, sol eso.
 
Una cerveza.
Tú que llamaste a mi puerta y miraste en el
centro profundo de mi alma inacabada,
no desobedecer
que suben y bajan los ríos.
Vivimos en el agua, entre las aguas.
Tú que dijiste, te dije, ninguno
mayor bendición hay esa lluvia cuando
es deseado
como un viejo amor para revelarse,
como el perro que celebra el regreso a casa,
como el poema que nos deja y se va.
Recorrimos todos los caminos de Bosques dos Cedros, ya sabes.
 ¿Cuando es esto? ¿El año pasado? ¿Málaga?
Tu ne quaesieris - scire nefas - who mihi, who tibi
 finer di dederint, Leuconoe, nec Babylonios
tentar números. Ut melius, quidquid erit, pati,
 sus plumas hiemes, su tributo Iuppiter último, (14)
y vinieron muchos inviernos
y no sé cuántos más vendrán.
Vivimos en el agua, entre las aguas.
Un pájaro sobre nosotros.
Un domingo dividido en horas.
De repente es de noche, o una sabana y un sueño.
Las impresiones que llegaron con el levantamiento fueron silenciosas,
bajo la rosa de los chopos.
Ten piedad de nosotros.
¡Kyrie Eleison!
¡Dios, lo que sea, kýrie eléison!
Busco mi cara y no la veo.
Escucho voces en la distancia
que nunca reconoceré
Desaprendí el mundo.
El ascenso demente al trono
los locos,
decapitando a los profetas de todas las cosas
malabaristas de las pesadillas oscuras
lectores analfabetos de escrituras ilegítimas.
 La corrupción prospera, la muerte gana.
Las aguas menguan entre mareas que no llegan.
Señor, lo que sea,
¡Kyrie Eleison!
 
 
 
 

A BENÇÃO E A ASPERSÃO DA ÁGUA

 

Um café para a senhora, por favor.

não sei dizer isto de forma poética. Um café.

O nome destas montanhas é Mashu  --, e também

a nós  nos faz dúvida quem aqui venha.

Perguntou o homem-escorpião:

- Quem és, tu que fizeste esta tão longa jornada?

 E sentei-me a seu lado.

E não tive as palavras com que responder-lhe

-- …Gilgamesh não estava …--

mas também gostaria

de voltar a ver o meu pai, o que fora de sorrisos bondosos e

 simples,

simples

 frondosa árvore que nunca pede nada em troca da sua sombra.

 Recorda. Recorda-te.

 

Hoje vimo-nos de novo, e os telemóveis tocavam sem cessar.

E para si, que vai ser, senhor?

Uma cerveja?

Vimos as velhas fotografias, falámos de coisas insensatas,

Cila e Caríbdis.

Senta-te a meu lado. 

In nomine dei, mas de que deus, que outro poderá ser

que não esta luz do céu que

aquece  e vivifica, este sol, sol que.

 

Uma cerveja.

Tu que golpeaste a minha porta e olhaste no

profundo centro da minha alma inacabada,

não desobedeças aos

que sobem e descem os rios.

Vivemos na água, entre as águas.

Tu que dizias, dizia-te, nenhuma

bênção maior há que a chuva quando

é desejada

como um amor antigo a revelar-se,

como  o cão que nos festeja o regresso a casa,

como o poema que nos deixa e parte.

Corremos todos os caminhos dos Bosques dos Cedros, tu o sabes.

 Esta de quando é? Do ano passado? Málaga?

Tu ne quaesieris — scire nefas — quem mihi, quem tibi

 finem di dederint, Leuconoe, nec Babylonios

temptaris numeros. Ut melius, quidquid erit, pati,

 seu plures hiemes, seu tribuit Iuppiter ultimam, (14)

e muitos invernos vieram

e não sei quantos mais virão.

Vivemos na água, entre as águas.

Sobre nós um pássaro.

Um domingo desfeito em horas.

Subitamente é noite, ou uma savana e um sonho.

Calaram-se as impressões que vinham no levante,

sob a rosa dos álamos.

Tende piedade de nós.

Kýrie, eléison!

Senhor, qual fores, kýrie eléison!

Busco o meu rosto e não o vejo.

Oiço no longe  vozes

que nunca reconhecerei

Desaprendi o mundo.

Sobem ao trono os dementes

os loucos,

profetas degoladores de todas as coisas

malabaristas de recônditos pesadelos

leitores analfabetos de escrituras mal sagradas.

 A corrupção medra, a morte vence.

Definham as águas entre marés que não chegam.

Senhor, qual fores,

kýrie eléison!

 

 

 

Fernando Cabrita. Missa Branca. Poesía a Sul, 2020  

 

(Fuente: Voces del extremo)



 

 

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