Insectos
Insectos se multiplicaron con la velocidad de una corriente eléctrica.
Bebían de los forúnculos de la corteza terrestre.
Volteando sobre su exquisito disfraz, la noche urbana dormía como una mujer.
Ahora cuelgo mi caparazón para secarlo.
Mi piel escamosa es fría como el metal.
Nadie conoce este secreto que oculta la mitad de mi rostro.
La noche hace que la mujer cubierta de moretones, girando libre con su expresión robada, se vuelva loca de alegría.
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Pan de la mañana
En la mañana veo a varios amigos escapar por la ventana.
Tentación del insecto verde. En el vergel una mujer despojada de sus calcetines es
asesinada. La mañana, luciendo un sombrero de seda, la sigue por detrás del vergel.
Lleva un periódico impreso en verde.
Yo, también, debo bajar de la colina finalmente.
Los cafés de la ciudad son hermosas esferas de cristal, y una tropa de hombres se ha ahogado en líquido color trigo.
Sus prendas se diluyen en el líquido.
La dama con su monóculo arranca su último trozo de pan y se los arroja.
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El caballo azul
Un caballo marchó montaña abajo y se volvió loco. Desde ese día come
comida azul. El verano tiñe de azul los ojos y mangas de la mujer, y
luego gira con alegría en la plaza.
Los clientes fuman tantos cigarros en la terraza que los anillos de humo plomizo garabatean en el pelo de las mujeres.
Los recuerdos tristes deberían ser arrojados como un pañuelo. Si tan sólo pudiese olvidar el amor y el arrepentimiento
¡y los zapatos de charol!
Me salvaron de saltar desde el segundo piso.
El mar asciende a los cielos.
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Ilusión de hogar
Un chef agarra el cielo azul. Quedan cuatro huellas; el pollo sangra gradualmente.
Aquí, también, el sol colapsa.
Inquisitivos guardianes del cielo. Veo el amanecer.
Una casa blanca vacía donde nadie vive.
Los largos sueños de las personas circundan esta casa muchas veces, sólo para marchitarse como pétalos de flor.
La muerte se aferra con gentileza a mi dedo. Pela las capas de la noche una por una.
Esta casa continúa el brillante camino al recuerdo distante de un mundo distante.
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Tarde
Llueve como pétalos de flores.
Golpeados por un peso, insectos descienden de la sombra del árbol.
Se reúnen en el mástil, el rastro de una leve brisa.
Los sonidos son asesinados por el sol, las olas.
Mi esqueleto coloca flores blancas sobre él.
Interrumpidos por pensamientos, los peces escalan el acantilado.
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Circulación
Una reja empolvada continúa,
Las hojas van del rojo al amarillo.
Los recuerdos se acumulan en el camino de la memoria. Como si desplegaran lino blanco.
Las estaciones tienen cuatro llaves, se deslizan por la escalera. La entrada está cerrada otra vez.
El árbol azul es hueco. Cuando lo golpean, suena.
Mientras la noche se escabulle
Ese día,
Estoy tan triste como la piel del niño en el cielo.
La eternidad se interpone entre nosotros.
Pierdo incontables imágenes del otro lado.
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Trad. Daniela Morano (Chile)
(Fuente: Jampster)
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