El borde: el filo del mar
3
En tu casa del mar hay
dos puertas.
Por una entra el
cuerpo
por la otra el
cerebro.
Afuera, en el pequeño
jardín
amanece un crucigrama.
En el sillón rojo,
tus manos rotas.
4
¿Ves el muelle?
¿Ves cómo nos dice
adiós?
7
El secreto es irse.
Siempre nos estamos
yendo, madre
somos la tarde entre
libros frente a la ventana.
11
Los chimangos
destriparon la masa gris.
Piernas solas corrían
entre las cárcavas
sin recordar lo que
sostuvieron.
Entonces la luz,
la felicidad llegando
desde la arcilla.
El borde: la frontera invisible
3. Line up
–¿Dónde está el
placer?
–En la espera.
–¿Qué esperás?
–El borde.
–¿Cuál?
–El blanco, el
sagrado, el espumoso.
–¿Se mueve?
–Es lo alto en
movimiento.
–¿Qué hay en lo alto?
–El corazón.
–¿Qué mira el corazón
desde la cima?
–Lo que de cerca no
puede.
–¿Por ejemplo?
–La tierra luminosa.
a Diego
El borde: devenir animal
2. Castor
Vos fuiste antes, vos
eras antes
de nacer.
Vos llevabas tu
escama, tu cara fea, tus bigotes
largos
antes del mundo.
Nadie te quitó lo
salvaje cuando la boca sagrada se abrió.
Qué alabanza.
Qué veloz nadador bajo
el planeta luminoso.
Nosotros los
peregrinos
nos protegemos en la
sombra de un aguaribay,
nos miramos la
esbeltez, el rostro impasible,
hablamos de felicidad.
Vos sumergís la cabeza
en el agua,
nosotros la
escondemos.
El borde: la orilla del tiempo
5. Canción
En su música me llevó
a tocar lo que rompí
y con mi mano sana
escribí lo roto.
Después me apretó como
aprieta el amor
y nunca más nunca más
pude hablar.
a Martín
El borde: la incertidumbre
2. All you need is
love, cantan
Cuando el liquidámbar
perdió sus hojas
ya te habías ido
habías dejado tu cara
detrás del humo.
¿Hay alguien en este
frío
en estas piernas que me
duelen?
Tomábamos un vino
dulce hasta el borde
y creíamos que la vida
era sólo el vuelo de un zorzal.
Todavía me deslumbra
lo que desaparece.
Pero me duelen las
piernas
y no puedo caminar
para alcanzarlo.
El borde: el límite del mundo
4. Sitio
No estaba escrito que
quedáramos vos abajo
y yo en la superficie.
¿O yo abajo?
Madre,
en el sitio donde
estoy
lo esencial no es la
palabra.
Es el murmullo a
descifrar.
No llores.
No es la muerte.
Es depurar la pisada.
La juntura de lo
mínimo con lo mínimo.
No es la muerte la
muerte.
Es la osadía de imitar
al lince.
Crear el ritmo.
Contar los segundos
entre la calma y la contracción.
No estés triste.
El universo se abre
hacia adentro.
Somos dos en la
inmensidad.
a Teresa
El borde aquel
1. La línea rota
No olvides esto:
no puedes volver atrás.
J. J. Cale
Guardamos la tristeza
detrás de los ojos,
un escondite de piedad
ciego y azul.
Siempre a punto de
morir
y sin embargo
no nos morimos.
Vemos esqueletos de
ballenas en las nubes,
a veces la belleza es
ese hastío.
Algunas noches cenamos
con Dios
y reímos hasta el
amanecer.
El punto álgido es el
sol
encandila el tiempo.
Lo quiebra.
Cuando queremos
regresar,
no tenemos casa.
Acontecen caracoles
entonces
nos tapa un agua roja
nos crecen gajos.
Somos multitud
somos el Everest
nos deslizamos en
balsas de nieve.
Tocamos el hilo de
sangre en la alfombra
la alfombra es inmenso
lago
desde ahí miramos la
única estrella.
El borde, Silvia Montenegro, Editorial Prueba de Galera, La Plata, 2019.
(Fuente: Los poetas no van al cielo)
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