martes, 29 de septiembre de 2020

Matías José Morales (Talca, Chile, 1988)

 

 


 

 

Éramos nosotros

 

Luego era ella

y lejos, de espalda. Era yo

sentado en el paradero

cabezagacha al escribir una línea

temporal donde seguíamos siendo:

casas a medio terminar en Tacna

flores plásticas que enternecen los pasillos

del mall en la capital, giros de una historia

un poco aburrida pero todavía calurosa.

Éramos felices juntos y luego ya no.

Luego conocimos otras maneras

de conjugar el verbo ser y estirar

su silbido hasta desaparecer

sobre lo oscuro de tu curvatura.

Hoy ninguno miró la luna

mientras estuvo llena de ganas

al buscar su rebote energético

con la siguiente situación:

uno se acomoda para dormir

en el bus, el otro nunca contestó

y no tiene su buzón de voz creado.

 

 

 

 

 

Playlist: the strokes,

On the other side

 

Junto a la culpa

se fue también el picor

de las cosas rojas.

El cielo lleno de huesos floreros

quedó: alambre con púas llorando

preciso en la pantorrilla clamidia

del santo grial anciano.

Camina lento y joven

sobre el verano, fuego angelical:

fiscales transhumanos —al realzar

traumas infantiles— proponen tareas

sutiles del desapego a lo que suena

metálico. La torcedura de tus muñecas:

es el recuerdo promiscuo

o una deuda triste, dijiste

antes de solapar su comentario

frente al rechazo lumínico

del espejo sobre aquellos

zapatos viejos de la locomoción

pública en marzo.

La intuición nocturna de algunos

pétalos de tomillo, inició en mí

una postura corporal

que pertenece a tu odio:

al no comprender el orden

impuesto por un demiurgo de claustro

sobre lo amplio del hielo permanente

cubriendo sin culpa aprendida

lo que antes de ayer

se llamó compromiso.

Ya pedí el deseo

de sabor amargo en los frutos

colgando de tus orejas para simular

ser buda en el sillón

y adornar casas del barrio alto.

¿Cuándo los portones eléctricos

cumplen la función de meta

en maratones de frituras nocturnas

y sonrisas modernas, según

los adornos que ostentas

para verte feliz?

 

 

 

de Musculatura de las paredes internas,

 

(Fuente: Vallejo & company)



 


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