jueves, 24 de septiembre de 2020

Leo Lobos (Santiago, Chile, 1966)

 

 

He perdido tantos poemas

Tantos poemas

que escuche de gracia

tantos que no escribí

poemas que olvide

la vida ha estado llena

de terribles desgracias

la mayoría de las cuales nunca sucedieron

que gran silencio

la solemne luz de mi ciudad interior

en el fondo un poema es algo

que no se ve



Los labios de la boca de un libro

 

La mosca anda cabeza abajo por el techo

así las personas por la calle

vértebra sobre vértebra

un anhelo totalmente ilimitado y unas

pocas palabras:

deseo, valor y simulacro,

un triángulo incansable

como los labios de la boca de un libro

que nos domina y constituye

un viaje que viaja con nosotros

unas pocas palabras

lo único que necesitamos

para entender tanto

crujido sobre crujido

desde el día meridiano

hasta las auroras actuales

la misma mecánica de los animales

el mismo hilado amanecer

la misma luz esbelta

como flores en la noche

justo cuando el sol reposa

eones de tiempo y multitud

el ser que permanece habita

en el umbral de un mundo nuevo

 


Del misterio

En el lugar donde la lluvia

te transforma en ancha luz

sobre las piedras

un aeroplano sobre un cielo despejado

un paracaidista azul y blanco

 a contraluz



Actor

Si pudiera ensayar

un martes

o

un jueves

un viernes

un fin de semana entero

con unas líneas que aún desconozco

de una obra de teatro pronta

para su estreno


A Roberto Hoppmann



La música del lenguaje

 

Soñaba con extensos campos

el zumbar de abejas de cristal

liviandad y naturalidad

buscar siempre

un nuevo sol en un cielo irregular

un amplio vestido que muda su color

escribir la música del lenguaje

es también aprender a vivir

el espíritu que encarna en las palabras

 

 A Águeda Jofré y Nicolás Rocco



Epizootia

 

No quedan escenarios                     

estás solo en tu casa                          

no te disfraces de ti mismo            

en un paisaje interior        

respeta el material de las palabras

que fueron escritas en silencio

 

El arte es la más alta esperanza     

un extraordinario acelerador de la conciencia

convierte lo invisible y provoca sensaciones

reúne a las personas

congrega en un mundo cada vez más solitario

 

El arte libera del dolor, de la insatisfacción y el caos interior

trabaja con ellos y te transforma

 

Hay tanto por hacer, por conectar    

la esperanza de llegar o de

 

 

 

 

(Fuente: Bitácora del párvulo)



 

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