lunes, 9 de septiembre de 2019

Serguei Esenin (Rusia, 1895-1925)


Voy cruzando el valle...

 

Voy cruzando el valle, la gorra en la nuca.
En el fino guante, mi mano morena;
a lo lejos brillan estepas rosadas
y el río anchuroso tranquilo azulea.

Soy despreocupado, nada necesito,
sólo oír canciones y hacerles yo coro,
que emane tan sólo un frescor ligero,
que siempre esté erguido este talle mozo.

Salgo del camino, bajo la costana.
¡Cuánto campesino con ropa de fiesta!
Susurran rastrillos y silban los dalles.
“¡Eh, poeta, escucha!, ¿tienes o no fuerzas?

Baja de las nubes, mejor es la tierra.
Si al trabajo amaras como al valle nuestro...
¿No eres de la aldea, no eras campesino?
La guadaña empuña, muéstranos tu fuego.”

No es pluma el rastrillo ni tampoco el dalle,
mas el dalle traza estrofas sin par,
y en la primavera, con sol o con nubes,
las leen las gentes de cualquier edad.

¡Que se vaya al diablo mi traje a la moda!
¡Dadme la guadaña, ahora vais a ver!
¿No soy de los vuestros, no somos iguales,
pensáis que la aldea dejé de querer?

No me importan hoyos, tampoco terrones,
qué hermoso en la suave niebla mañanera
trazar en la hierba versos con el dalle
para que los lean caballos y ovejas.

Hay en esas líneas palabras, canciones,
y yo estoy alegre, sin pensar en nada,
puesto que leerlas cada vaca puede
y pagar por ellas con leche templada.
 


        trad. de María Cánovas
 
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

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