jueves, 5 de septiembre de 2019

Ender Rodríguez (Venezuela, 1972)



A LOS 12


A mi padre Hank Bukoswki



A los 12 quería ser desnudista en Manhattan
vender amapola en aviones 
y dejar que los chacras me sacaran del follón de casa  

Quisquilloso soñé en países sin religión
con desahuciados oasis 
desfilando en trapecios de muerte
al revés 

Dijo un tipo en la tele:
“Si pones demasiado el culo al sol 
puede que tu alma ennegrezca”

En mi calle vendían CornFlakes con cloaca
y terribles novelas en cuchitriles 
donde todos morían amando un bolero en una ojiva
y el sexo en aquellos días 
sonaba igual que una Magnum 45 
(como la de Harry, el sucio)

Esas ideas pasaban por mis huesos a mis 12 
y no era un ñoño 
sólo quería algo de picante






MATÉ-MICO


A César Seco


Cómo hacer un post-estructuralista y bipolar verso
contra-lírico sin ser numerológico a la vez 
en una onda kinhgyarayn quien resuelve 
su progresión aritmética 
desde el corpus ½ theta de Rancière

Qué caligrafía china en una alcachofa filológica 
sabría que Freud mató mil veces a su madre 
sin esa carta del I Ching pensando en los porno-tantras
de un griego indigente que parla a lo Höldering con Rilke
-ambos ya tan devaluados-

Quién sabría que el matemático perro con niguas de Pavlov
goteaba septentrionales logaritmos 
en los puntos cardinales e infinitos de la no poesía


Qué angustiante penumbra térmica 
el de las civilizaciones ágrafas 
con respecto al asunto alemán
del sin sentido hegeliano
en tantos asexuados contemporáneos 
políticamente incorrectos 
en ministerios de insalubridad pública




(Fuente: Revista El humo)

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