Arreboles en Quezaltepeque
o del que cuenta con los dedos las décimas de nota que le faltan
los mismos dedos que en las sábanas deshechas buscan ese cuerpo ido
como si el blanco fueran teclas de un piano que resiste
la ducha helada antes del trabajo cruzando en camioneta por la arena
donde yacen los muertos del partido recostados y hermosos en su caos
como el naranjo de la tarde pintado por las fábricas
el morado del pómulo escolar y los pañuelos de la despedida
que se enarbolan cual bandera: ser silla firme y mesa
un comedor de multitienda dándose forma con las manos.
Incluído en Rascacielos (2006)
(Fuente: Asamblea de palabras)
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