BERLIN, 1980, III
He olvidado el nombre de esa konditorei de Berlín
donde te gustaba comer pasteles de manzana.
En cambio recuerdo el óvalo de los espejos
la luz mercurial de la tarde el temblor del viento en los cristales
y la complicidad de nuestra mirada de extranjeras.
He olvidado el nombre de esa konditorei de Berlín
donde te gustaba comer pasteles de manzana.
En cambio recuerdo el óvalo de los espejos
la luz mercurial de la tarde el temblor del viento en los cristales
y la complicidad de nuestra mirada de extranjeras.
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SISTEMA POETICO
Cuando las amadas se van
sólo queda la memoria de las amadas
para evocarlas.
Pero como la memoria es modificación,
ya no evocamos a la amada,
sino la imagen donde
-signo delante de un espejo-
Circe se reflejó.
(Soy un espejo que al reproducir
evoca.)
SISTEMA POETICO
Cuando las amadas se van
sólo queda la memoria de las amadas
para evocarlas.
Pero como la memoria es modificación,
ya no evocamos a la amada,
sino la imagen donde
-signo delante de un espejo-
Circe se reflejó.
(Soy un espejo que al reproducir
evoca.)
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PRIMERA TORMENTA
Te asomas desde el gran ventanal
sobre la ciudad
(las agujas de la Sagrada Familia,
la torre Agbar y el triángulo gris del mar)
a esa hora incierta en que la noche no es
todavía día
y de pronto el cielo se cubre
de luces raras
de ocres pálidos y aluminio
Un trueno ruge lejos
como si viniera de una catacumba
Te digo: “ Es nuestra primera tormenta”
mientras, desnuda, miras la rara
conflagración de cielo y mar
la primera tormenta
la primera noche
el primer día de la Creación
descalza te asomas al gran ventanal
y toda la Creación parece de pronto
tener sentido
en el sofá o arca de Noé
donde navegamos hacia el futuro
con nuestros pequeños animales familiares
el puma que repta
el león que ruge
y la pequeña mariposa
del sexo
que palpita en su vuelo iniciático.
(Fuente: La Maja desnuda)
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