viernes, 6 de septiembre de 2019

John Ashbery (EEUU, 1927 - 2017)



POEMA


El sol viaja todo el día,
luego se oculta.

Vamos a usar tus zapatos,
pues ya casi son viejos.

Desde su regazo inescrutable,
un pollo con una pata de madera da su cara al mundo.

Toda esta gente corre en círculos.
Me pregunto qué hacen en tiempo real.

Traducción: R. Círigo


EL QUE AMA Y HUYE


La mala noticia es que el barco aún no llega;
la buena noticia es que aún no zarpa.
Lo siguen cargando nativos con sombreros cónicos
sobre sus cabezas. Aquí vienen los transistores,
plátanos, durián (fruta que, se dice, tiene olor nocivo),
mamilas, fotocopiadoras y recuerditos,
¡unos tan gloriosos! Nada útil, excepto llaveros,
relicarios que necesitan adornarse, una pelota para meterle vida.

Sin embargo, es difícil no imaginarse la pérdida.
Pienso, aunque no puedo estar seguro,
que todo esto se está sumando a mi cuenta.
¡Ay de nosotros! Nunca vamos a pagar,
aun así, ni en un millón de años.
Todo es promesa.

Demasiado tarde, actuamos fuera de las rimas necesarias,
tipos honestos, temerosos de Dios, que exhiben el trasero,
ansiosos por aceptar la mano que el destino les deparó
y jugar con ella. Ahora, la tristeza café es la librea
correcta para cuando salimos. Es importante
encontrar una copia de la reproducción y enviársela
o revendérsela, “y con leche”.2
Eso era lo más agradable que tenían, feliz cumpleaños.

¿Por eso recibiste un mandato?
Porque me gusta más aquí, cerca del centro.
Te sientas en el sofá.
Toma un vaso de algo.
Vas a oír una ciudad.

Traducción: R. Círigo



(Fuente: Revista El Humo)

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