lunes, 30 de septiembre de 2019
Susana Thenon (Argentina)
LA ANTOLOGÍA
¿tú eres
la gran poietisa
Susana Etcétera?
mucho gusto
me llamo Petrona Smith-Jones
soy profesora adjunta
de la Universidad de Poughkeepsie
que queda un poquipsi al sur de Vancouver
y estoy en la Argentina becada
por la Putifar Comissión
para hacer una antología
de escritoras en vías de desarrollo
desarrolladas y también menopáusicas
aunque es cosa sabida que sea como fuere
todas las que escribieron y escribirán en Argentina
ya pertenecen a la generación del 60
incluso las que están en guardería
e inclusísimamente las que están en geriátrico
pero lo que importa profundamente
de tu poesía y alrededores
es esa profesión –aaah ¿cómo se dice?–
profusión de íconos e índices
¿tú qué opinas del ícono?
¿lo usan todas las mujeres
o es también cosa del machismo?
porque tú sabes que en realidad
lo que a mí me interesa
es no sólo que escriban
sino que sean feministas
y si es posible alcohólicas
y si es posible anoréxicas
y si es posible violadas
y si es posible lesbianas
y si es posible muy muy desdichadas
es una antología democrática
pero por favor no me traigas
ni sanas ni independientes
Marosa di Giorgio (Uruguay)
Misal con pariente viejo
Salió del bosque negro de los enebros, con unos tártagos en las manos. Iba a caer la tarde y el viento movía nieve.
Viajó con un solo ojo, el único que le quedaba, pero al divisar el
caserón, se puso otro, ficticio, de vidrio azulado. Había olvidado las
llaves y golpeó.
Ella dijo: -¿Quién?
Creyendo que era el viento. Pero era él. Entró.
Le dio los tárragos. Le dijo: - Los traje para usted, señora sobrina, los traje para usted.
Ella no sabía qué estaba pasando. Pero, lo encontraba distinto. Como si
fuese otro su señor tío y amo. Como si estuviese mucho más alto, más
grande.
Éste preguntó: -¿No se halla en casa su señora tía y ama, y mi hermana buena?
-No, fue a la aldea. Para las compras.
-Ah. Y tardará en llegar.
Por alguna oscura intuición, se atrevió a mentir.
-No, está por venir, ya.
-Señora sobrina –ella lo miraba; dentro de su falda burda, el corpiño
con lentejuelas viejas- yo ya me olvido… ¿Cómo se llama? Usted, ¿cómo se
llama?
-…No sé…
-Ah, sí, no oigo bien. Ah, sí. José. Señora sobrina José…
Ella echó a correr en busca de búcaros y puso los tártagos en un poco de agua,
El le decía: -Señora sobrina y ¿cómo está el mundo? ¿Cómo están sus reglas?
Ella, que aún no había crecido mucho, no sabía bien qué era y no contestó.
Sólo dijo otra vez: -No sé.
El la siguió hasta la cocina, donde nunca llegaba. Nunca. Ella dijo precipitadamente: -Voy a hacer una sopa, varias.
Pero se olvidaba de los ingredientes, de todas las cucharas. Cayó arroz al piso que pareció colmarse de todos los bichos.
El, ya más lejos, decía: -Hum.
Ella vio la cama, patente, con los ropones hasta el suelo. Se deslizó abajo, como un hálito, cuando él estaba de espaldas.
Quedó todo quiero.
Pero debajo de la cama había cosas, seres, tocó varios hongos en
plantío, había un plantío. (Así que ella nunca había barrido allí. ¿Cómo
había pasado eso?)
Que no se dieran cuenta.
Rompió un hongo, se lo comió, a causa de su nerviosidad.
Oyó que él decía , de lejos: - Cuidado con lo que está ahí. Es mío. Fui
yo quien hizo los hongos. Yo los hice. Si me robó uno, y se lo comió, ya
verá, tienen veneno, se morirá.
Ella, aterrada, salió a la luz, a ver si en el aire y en la luz, se
salvaba. El estaba ahí cerca, casi al lado, mucho más cerca de lo que
ella creía, nunca se había alejado.
Le dijo: -Venga, señora sobrina… Yo, sólo le ofrezco… un casamiento. Verá.
¿Un casamiento? Y ¿qué era un casamiento? No había visto ninguno en su
vida. Ah, sí, sólo uno, a los dos años. O antes de su nacimiento. Se lo
habían contado.
Y ahora recordaba. Un casamiento es una cosa linda, tiene muchos
pasteles de varios colores. Y todos están en un retrato, vestidos de
blanco. Entonces, ella estaba corriendo de una cosa linda.
Pero, en ese instante, él le tocó el pelo burdo, como había visto recién
en el bosque, que hacía un zorro viejo –y la circunstancia era igual-
con un pichón de zorra.
Dijo: -Venga para acá, pichón de zorra. Venga para acá.
Ella se zafó.
El dijo: -Pero, venga para acá, pichón de nada.
Ella que estaba con los ojos bajos, de súbito, los levantó.
Y lo vio, allí de pie. Bajo la ceja, aquel artificio, la lengua que titilaba –vio- roja como la de un perro.
Y otra imponente lengua en otro sitio.
En Misales
(Fuente: Biblioteca Ignoria)
Venus Ixchel Mejía (Honduras, 1979)
Diosas
Como diosas
emergen de la sombra
desmantelan
la realidad
ajenas al olvido
diosas
fuertes como gemidos
absolutas
irreales
con sus cuerpos de cisne
como diosas
sirenas de marineros
circes de cerdos
de odiseos
con sus cuerpos de morsa
en celo
diosas
como ecos de narcisos
en un prisma enmudecido
se revelan ante
nuestros ojos
cómplices de la derrota
diosas
de azafrán y tomillo
de copal y candela
fogón encendido
arena
de reló de trigo
diosas
Ixchel de lunas
de canciones de cuna
mar en pleno
naufragio
presagio
de una herida mortal
dichosas
mientras levantan con sus cuerpos
los altares de las deidades
que las han oprimido
diosas
clítoris temerarios
de la razón
de la sinrazón
del dolor
parto perenne
sus vidas
multiplicadas
ocultas en el anonimato
del engaño
sus frentes altas
como diosas
nos están mirando
nos siguen iluminando
el porvenir.
(Fuente: Asamblea de palabras)
domingo, 29 de septiembre de 2019
Liubiţa Raichici (Rumanía, 1962)
Dos zapatos de hombre impares...
Dos zapatos de hombre impares
en la caja de madera.
Oh, la forma en que descalzaron mis
pies
no puedo permitir que se estropeen...
son íntimos para mí. ¡este par me
acompañó en mi boda!
sí... para mí... todavía viven... Me pasó hace tanto tiempo! ¡Por última vez!
el de la izquierda, color crema,
¡nunca ha sido usado!
pero vaya desgracia... por esta lágrima
perdió los estribos...
la lágrima misma a punto de mancharlo...
un sol falso nos calienta.
Periódicos, bolsas vacías vagando en
el aire,
¡El insólito paisaje me puso los
nervios de punta!
Tarkovski justo aquí, sin invertir
nada podría
convertir a mi novio en una estrella …
al menos una mota del polvo feliz, de
aquel día, cuando Dios vino a convertirnos
en un todo
¡debe haberse conservado!
El otro zapato negro, desgastado y
rasgado
el inadaptado, me miró lánguido como
si fuera un icono sin pintar
pero qué insolente perfidia mostró:
desde que rezas... como si fueras una
serpiente, dijo él,
yo te he pisado...
También habrá una última vez para
ellos.
Las máscaras caerán.
El amor finalmente llegará a su fin.
La primera pregunta en el cielo será:
¿Dónde está la madre de tu hijo?
¿Qué sabes de ella?
¿Dónde está tu cruz, tu mitad?
La caja estará en el mismo lugar, en
un armario sangrante.
Las respuestas, dentro de ella.
Uno podrá verlos flotar como barcos en
el Danubio
en mi sufrimiento de mujer...
La forma en que convirtieron mi corazón
en una trituradora de ortigas …
La forma en que fueron -sin amar-
amados... demasiado amados... tan
amados...
(Fuente: Asamblea de palabras)
sábado, 28 de septiembre de 2019
Samuel Beckett (Irlanda, 1906 - 1989)
ASCENSIÓN
A
través de la rendija
aquel
día en el que un niño
pródigo
a su manera
regresa
a la familia
escucho
su voz emocionada
comenta
la copa mundial de futbol
siempre
demasiado joven
al
mismo tiempo por la ventana abierta
los
aires sin más
sordamente
el
oleaje de los fieles
su
sangre salpicó con abundancia
sobre
las sábanas sobre las plantas sobre su cuerpo
con
dedos repulsivos cerró los párpados
sobre
los grandes ojos verdes asombrados
rueda
ligera
sobre
mi tumba de aire.
LA
MOSCA
Entre
la escena y yo
el
cristal
vacío
salvo ella
vientre
a tierra ceñida por sus negras tripas
antenas
locas alas enredadas
patas
curvas boca succionando en el vacío
golpeando
en el azul estrellándose contra lo invisible
impotente
bajo mi pulgar
trastorna
al mar y al cielo sereno.
(Fuente: Revista El humo)
John Ashbery (EEUU, 1927 - 2017)
EL
FUTURO DEL BAILE
¿A
quién nos dirigimos?
Según
quienes sean, los niños
trabajan
en los campos. Las vacaciones
están
a la vuelta de la esquina
y
ellos esperan que la vida siga igual
muchas
mañanas seguidas. Date prisa, máquina de coser,
y
logra sin tardanza lo que se espera de ti.
Los
peces saltan parcialmente fuera del agua. Y el aire es nuevo.
Antes,
ilustres forasteros nos abordaron
(según
quienes sean) y nos invitaron a sentarnos
para
escucharles como se escucha un cuento. Y en el cielo,
fuentes
caídas nos regaban los pies
mientras
su historia farragosa lubricaba los aires
y
las parras que en ellos se removían.
Nadie
espera que la vida sea una sola aventura,
y
sin embargo, a la inversa, nos sorprendemos cuando se vuelve
decepcionante,
como
suele pasar con las historias cuando el contar va más rápido
que
la situación. Date prisa y duerme,
es
lo que sugiero. Y si resulta solitario,
la
canción no se habrá marchado para nada.
Bosquecillos
pintados hacen más por la destreza
que
minaretes y azoteas. Las bicicletas reviven los paisajes
a
los que ponen banda sonora. Mejor un acordeón
silencioso
que un coro de arpas, ya sea en un sentido
u
otro, gotas de cristal sollozante
que
se quedan colgadas tan pronto la noche urde su clima.
Las
escenas más anodinas eran siempre las más lejanas,
pero
estas hojas que se fruncían en nuestras manos,
higo
y ortiga, sobreviven en un surco del tiempo
que
los relojes no pueden deshacer, ni la fortuna saquear.
Traducción:
Jordi Doce
Ender Rodríguez (Venezuela, 1972)
A LOS 12
A
mi padre Hank Bukoswki
A los 12 quería ser
desnudista en Manhattan
vender amapola en
aviones
y dejar que los
chacras me sacaran del follón de casa
Quisquilloso soñé
en países sin religión
con desahuciados
oasis
desfilando en
trapecios de muerte
al revés
Dijo un tipo en la
tele:
“Si pones
demasiado el culo al sol
puede que tu alma
ennegrezca”
En mi calle vendían
CornFlakes con cloaca
y terribles novelas
en cuchitriles
donde todos morían
amando un bolero en una ojiva
y el sexo en
aquellos días
sonaba igual que una
Magnum 45
(como la de Harry,
el sucio)
Esas ideas pasaban
por mis huesos a mis 12
y no era un ñoño
sólo quería algo
de picante
MATÉ-MICO
A
César Seco
Cómo hacer un
post-estructuralista y bipolar verso
contra-lírico sin
ser numerológico a la vez
en una onda
kinhgyarayn quien resuelve
su progresión
aritmética
desde el corpus ½
theta de Rancière
Qué caligrafía
china en una alcachofa filológica
sabría que Freud
mató mil veces a su madre
sin esa carta del I
Ching pensando en los porno-tantras
de un griego
indigente que parla a lo Höldering con Rilke
-ambos ya tan
devaluados-
Quién sabría que
el matemático perro con niguas de Pavlov
goteaba
septentrionales logaritmos
en los puntos
cardinales e infinitos de la no poesía
Qué angustiante
penumbra térmica
el de las
civilizaciones ágrafas
con respecto al
asunto alemán
del sin sentido
hegeliano
en tantos asexuados
contemporáneos
políticamente
incorrectos
en ministerios de
insalubridad pública
Angel Ortuño (México, 1969)
LETEO
Se
me ha olvidado cómo
leer
el reloj.
Vi
la hora en mi teléfono.
Si
está lleno de rayas, me confundo.
Además,
¿por
qué un círculo?
Cuando
dicen
“redondo”
significa
que es bueno pero el tiempo
no
es bueno.
¿Por
qué yo no te caigo
bien?
Le
pregunta un niño
a
la anciana que lo lleva de la mano
por
la calle.
DAMITAS,
CABALLEROS, AMABLES PASAJEROS: HOY LES VENGO A CONTAR —A DEFINIR,
DIGAMOS— QUÉ HA SIDO SIEMPRE Y SERÁ POR LOS SIGLOS DE LOS SIGLOS
LA POESÍA
Yo
me sentía muy listo y por eso
grité
que
era indefinible. Había una vez un monstruo
pero
no era feo
sino
que todo el tiempo era algo más,
se
parecía y no
se
parecía.
En
estas estampitas
lo
pueden ver moverse . Ya no hay nada
imposible.
Sus gestos
son
obscenos, son lindos, son los propios
de
una mascota que sufre intoxicación alimentaria. Entonces,
le
llamamos cariño o preocupación
a
lo que nos une a ella.
(Fuente: Revista El Humo)
Blanca Varela (Perú)
En lo más negro del verano
El agua de tu rostro
en un rincón del jardín,
el más oscuro del verano,
canta como la luna.
Fantasma.
Terrible a mediodía.
A la altura de los lirios
la muerte sonríe.
Sobre una pequeñísima charca,
ojo de dios,
un insecto flota bocarriba.
La miel silba en su vientre
abierto al dedo del estío.
Todo canta a la altura de tu rostro
suspendido como una luz eterna
entre la noche y la noche.
Canta el pantano,
arden los árboles,
no hay distancia,
no hay tiempo.
El verano trae lo perdido,
el mundo es esta calle de fuego
donde todas las rosas caen y vuelven a nacer,
donde dos cuerpos se consumen
enlazados para siempre
en lo más negro del verano.
En un rincón del jardín
bajo una piedra canta el verano.
En lo más negro,
en lo más ciego y blanco,
donde todas las rosas caen,
allí flota tu rostro,
fantasma,
terrible a mediodía.
(Fuente: Biblioteca Ignoria)
Ingeborg Bachmann (Austria)
Invocación a la Osa Mayor
Osa Mayor, baja, hirsuta noche,
animal de piel de nubes con ojos viejos,
ojos de estrellas,
por la espesura irrumpen relucientes
tus patas con las garras,
garras de estrellas,
mantenemos despiertos los rebaños,
pero encantados por ti, desconfiamos
de tus flancos cansados y de tus dientes
agudos y semidescubiertos,
vieja osa.
Una piña: vuestro mundo.
Vosotros: sus escamas.
Yo la muevo, la hago rodar
desde los abetos del principio
hasta los abetos del final,
la resoplo, la pruebo en la boca
y la agarro con las zarpas.
Ya tengáis miedo o no lo tengáis,
pagad en la limosnera y dadle
al ciego una buena palabra,
para que sostenga a la osa de la correa.
Y sazonad bien los corderos.
Podría ser que esta osa
se soltara, no amenazara ya más
y corriera tras todas las piñas caídas
de los abetos grandes y alados
que cayeron del paraíso.
(Fuente: Biblioteca Ignoria)
viernes, 27 de septiembre de 2019
Andrés Morales (Chile)
Destino
La verdad es que de muerte respiramos
y la peste –sola ella- castigada
a la vuelta de la esquina palidece.
La verdad, en buen romance, nada debe
quedar ni recordarse, ya lo han dicho.
Pero entonces, cuando abrimos nuestros ojos
al ver una mañana algunas nubes
quisiéramos romper con el destino
quebrándonos la espalda en el intento.
La apuesta debe ser siempre muy alta:
los dados no perdonan; ni la muerte.
Sólo algunos presagios nos conmueven,
sólo aquellas despedidas (las pequeñas)
nos hacen meditar en la vejez.
Cinismo de vivir con las estrellas,
vergüenza al recordar que no hemos muerto.
Seguramente el sol sabe el momento,
no del fin, ni de hoy, no de ese golpe.
Seguramente el sol ya no despierta.
en
Verbo, 1991
(Descontexto)
Reuben da Rocha (Brasil, 1984)
No siempre me acuerdo...
de cortar las uñas
desato misterios
con la misma entrega
en el cielo abierto d la boca
el rapto del pez
en el pancho de la gaviota
1 oído
en la concha en la arena 1 lengua
ay
en la oreja
ahí
la vida
no tiene
vuelta
la semilla se abrió con el rayo
hermoso es el olor de cerveza
por la mañana en la calle
luciente
1 esquina siquiera
sin sepultureros en este
vasto cementerio
indígena
instintiva
la creencia d q el universo
entero es 1 tatuaje
en la concha
negra + perla
del ombligo
de mi
cariño
temprano
el don
de la rápida mudanza
el ritmo que la muerte marca
el ritmo que la muerte rompe
buitre rasante
rebobina el hilo del
horizonte
Incluído en Inventar la felicidad
(Fuente: Asamblea de palabras)
Adalber Salas Hernández (Venezuela, 1987)
LIII – Variaciones Palinuro
(Eneida, Publio Virgilio Marón)
Dicen que fue un accidente. Que la lancha
golpeó algo, no se sabe qué, algunos afirman
que un enorme pez barbudo, otros juran que
la punta de una montaña sumergida
desgarró con saña el vientre de madera
de la barca. Cuando hablan, tiritan.
Miran desde abajo; aunque sean más altos
que tú, miran desde abajo, miran desde el fondo
de la lancha, ese montón de tablas impares
que se dejó rasgar. Cuando hablan, dicen
que fue un accidente. Que la mañana
era blanca y temblaba como una hoja de papel.
Que cuando abrieron los ojos
el piloto ya no estaba, ni el motor,
ni el teléfono satelital con el que debía pedir
auxilio a los barcos sordos que atraviesan
las aguas internacionales. Barcos sordos, repiten,
barcos sordos. Descomunales bestias sin orejas,
con el vientre repleto de rocas y aceite amargo
y peces temblorosos. El piloto ya no estaba:
fue lo primero que vieron al abrir
los párpados salados. Palinuro no estaba. Algo
lo había tumbado, dicen, un accidente.
El sueño le clavó los dientes en la nuca, el sueño
le chupó la médula a sus huesos y la escupió
sobre las olas. Y luego el golpe, la barca
perforada como un animalito de tela flaca.
Así fue cómo terminaron en las costas de Cartago,
muchos ahogados, otros tantos rescatados por pescadores,
la madrugada del veintiséis de julio del año de gracia de 2019.
Ahora irán a un centro de detención a tiritar. Allí caen
bombas, declaran, y la mirada se les avinagra. Allí
no es a donde iban; iban a fundar Roma. Es
lo que han hecho durante siglos. No tenían nada,
insisten, pero iban a fundar Roma. Ahora no saben
si podrán hacerlo o si habrá Roma siquiera.
Todo en altamar es un accidente, dicen.
(Fuente: Jampster)
–
–
jueves, 26 de septiembre de 2019
Juan Carlos Villavicencio (Chile)
Tres poemas
I
Los hombres no han advertido
sus
ojos atados a mástiles sin canto:
el silencio
cada vez
asediando sus bestiales muros
ya sin luz.
II
Han olvidado adónde las naves
i
hasta dónde el viento arrastra.
Cada una de las sombras camina bajo la
noche
-ahora
sin estrellas ni sextantes-
donde un espejo expone la verdad de
toda lepra.
III
Cada huella como un cosmos sin
retorno.
en Oscuros ríos, 2018
Dscntxt Editores
Francisco Pino (España, 1910-2002)
Último
es aquel que no ha estado vivo nunca,
pero ha vivido siempre, sin ser parido,
ahogado.
y sonríe.
verdadero poeta
es aquel que fracaso tras fracaso
contempla y ve su cara lodo en fango.
y sonríe.
verdadero poeta
es aquel que confía lo que ama al
polvo y, calmo,
ve cómo el viento borra lo que ha
amado.
y sonríe.
verdadero poeta
es aquel que, serpiente, de trecho en
trecho alza,
endereza su cuerpo y, fascinado,
mira, y sonríe. (pero
con el dolor de no saber jamás
por qué se alzó y sus ojos qué
miraron.
mas volverá a imprimir su amor en
polvo,
sin alas y sin pies cual fue creado).
pasa, rama mental jamás con fruto.
en La salida (1974), incluido en Las ínsulas extrañas. Antología de poesía en lengua española (1950-2000)
(Fuente: Asamblea de palabras)
miércoles, 25 de septiembre de 2019
Friedrich Hölderlin (Alemania, 1770-1843)
Como en un día de fiesta
sale desde el alba a recorrer el campo,
tras la tórrida noche en que los relámpagos
caían incesantes trayendo la frescura.
Y a lo lejos aún retumba el trueno
y el río vuelve a su cauce
y el suelo, refrescado, ya verdea
y en los pámpanos gotea la lluvia
bienhechora del cielo, y los árboles del huerto
brillan bajo un sol apacible:
así os veo, en clima favorable,
a vosotros, que no fuisteis educados
por un solo maestro, sino por maravillosa
y potente presencia de la Naturaleza,
bella divinamente con sus dulces abrazos.
Por eso, durante las estaciones
en que parece dormir en el cielo
o entre las plantas o en los pueblos,
la cara de los poetas también se entristece,
y aunque parecen abandonados
están siempre presintiendo el futuro,
pues ella misma duerme con presentimientos.
¡Pero ahora despunta el día! Lo esperaba
y lo vi llegar. ¡Que esta visión sagrada
inspire mi verbo! Pues la Naturaleza,
más antigua aún que las edades y más grande
que los dioses de Oriente y Occidente,
ahora se despierta con un fragor de armas,
y de lo alto del Éter al abismo,
conforme a las leyes fijas, como antaño
nacido del caos sagrado,
el entusiasmo creador siente
que vuelve a nacer.
Y así como un fuego brilla
en la mirada del hombre
que ha concebido un gran proyecto,
así este signo nuevo y las hazañas del mundo
hoy encienden una llama en el alma del poeta,
y las cosas que antes sucedieron,
cuyo sentido apenas adivinábamos,
recién ahora quedan reveladas.
Y en las que labraban nuestros campos
sonrientes y con apariencia de esclavo,
ahora reconocemos
a las vivificantes fuerzas de los dioses.
¿Preguntas tú por ellas? Su espíritu sopla
en el Canto nacido del sol del día
y de la tierra entibiada; de las borrascas del aire
y de otras borrascas preparadas
en las profundidades de los tiempos,
más llenas de sentido y más accesibles,
pasando entre cielo y tierra, entre los pueblos.
Los pensamientos del Espíritu común a todos
maduran silenciosos en el alma del poeta,
que acostumbrada desde antiguo
a lo infinito, se estremece con ese recuerdo,
y logra, inflamada por el rayo celeste,
el fruto nacido en el amor,
obra de los dioses y de los hombres:
el Canto, testimonio de unos y otros.
Así, según refieren los poetas,
cayó el rayo en la casa de Semele,
cuando quiso ver al dios con sus propios ojos
y entonces, divinamente herida,
parió al sagrado Baco, fruto de la tormenta.
Por eso, los hijos de la tierra
ahora pueden beber sin peligro el fuego divino.
Pero a nosotros, poetas, corresponde
estar con la cabeza desnuda bajo las tormentas
de Dios, y aferrar con nuestras manos
el rayo paterno, y brindar al pueblo
con nuestro Canto el don celestial.
Pues, si nuestros corazones son puros
e inocentes nuestras manos,
el rayo puro del Padre no nos consumirá.
Y hondamente conmovido y participando
en los sufrimientos de un dios,
nuestro corazón eterno resistirá con firmeza…
Trad. Federico Grobea
(Fuente: Asamblea de palabras)
martes, 24 de septiembre de 2019
Pedro Montealegre (Chile, 1975-2015)
Ahora vas a hablar...
Conminarás la luz con vuelo de polilla, y dirás háblame. Yo hablaré. Yo.
Polilla. Yo. Duración del vuelo, olor delicioso de un ala quemada.
Se llama ciudad. Yo me llamo ala. Te llamas ciudad. De limo. De líquido similar a la lágrima. Sí.
Yo. Hablaré con el agua que ojos depositan.
Hablaré con sangre de menstruación, de costra. Sí. Tú. Hablarás. No.
Yo no hablaré. Negaré lo que has dicho. Ala. Lágrima. Noche. Casa —de muchacho— tú, casa
de puta crucificada a la nieve, puto dormido en la abscisa de la balanza: un fiel (dinero),
fiel —es— (poder), un fiel (yo tengo) ¿Ves? La ternura es tener. Yo me llamo Tengo.
Tú te llamas Hambre. Tengo. Hambre. Una sed es lucha y un poema es beber. Muchachito
dominado por la masa y la duda.
Estos muchachitos son todos mi casa. Soy con ellos Beber
Pongo fin a la luz ¿Es la sombra ceguera? Lucha, revolución, proletarios de la belleza y las
fábricas de muerte. Fábrica. Muerte
Sanar es ceguera. Ahora vas a hablar. Pronunciarás Pedro por no decir fábrica. Nombre de
quién, las luces, las luces.
Horror. Electricidad. La ternura es lo ígneo comiéndose una casa.
Qué país no es casa. Vuelo de polilla dispuesta a estrellarse contra la ampolleta caliente. Vuelo.
Huir. Casa. Caliente.
Negaré lo que has dicho. Hablar. Ceguera. Tú te llamas Hablar.
(Fuente: Asamblea de palabras)
lunes, 23 de septiembre de 2019
Angel Oliva (Rosario, Argentina, 1970)
Corte XVI
Apersónanse ante la autoridad judicial
después de centurias de perderse
el uno en perjuicio del otro
dos semidioses que dícense llamar
Teseo el primero, Minotauro el segundo,
alegando ser causantes de menoscabo y dolo
contra la más elemental conciencia moral,
aceptando, según también sus dichos,
coparticiparse tanto penas como emolumentos.
Prohijáronse bajo estos dichos y costas
albingences y maniqueistas
ilustrados en inconclusos crepúsculos,
guiados por viejos litigios, creando ejércitos
de conjurados bajo enarcados altares
en generaciones de enjundia e insania:
lo que el monstruo de dios tenía de héroe,
lo que dios tenía en el héroe de monstruoso,
lo que el héroe tenía de dios y no de monstruo,
lo que el monstruo y el héroe debían a la autoridad de dios,
lo que la humanidad debía al héroe
contra el monstruo, lo que adeudaban ambos
a la humanidad en nombre de los pensamientos de dios,
lo que regía en ambos bajo los signos
del laberinto y del espejo.
Confiesan hoy ante la autoridad judicial
haber dejado una deuda externa
fraudulenta e inmoral, y exangüe la crisálida
de Carlyle. Luego, ante tribunal
de alzada y aunque en los años
507 a. C.
1222
1608
1845
1914 de nuestra era
viéranse frustrados sus intentos,
comparecen.
Díctese sentencia,
Inscríbase.
Corte XVII
Flamante fantasma de sí mismo,
Nietzsche llega a Turín como todo historiador del arte
en estado de hundimiento completo
febriles formas de vivir – después, lo conflagran
conformes a un sumario sismograma en su memoria.
El animismo mora en las imágenes
cuando retiene un trozo de vida elemental,
el demonismo amarra un trozo de vida elemental
y lo confronta a las imágenes.
Con una orquídea draculina en el ojal,
Nietzsche llega a Turín como un arquitecto tuerto
y encorvado sobre su escritorio escribe:
estoy condenado a divertir a la próxima eternidad
con malas farsas y vuelve a escribir
que una genealogía del delirio es,
si además es escritura,
un delirio genealógico,
la espléndida ceniza de una espléndida flor.
Remolcando el catafalco del futuro,
Nietzsche llega a Turín como un tirano artrósico
y sobre el blanco de una hoja de papel escribe:
yo soy cada hombre de la historia
que es como decir soy su escritura enferma,
su arena movediza. Migradas de episodios
astronómicos, luego, sobrevienen
historias y grafías, ciertamente, a la vida.
Escribir la historia desde el borde del abismo.
En Cortes de un montaje
(Fuente: Vallejo & Co.)
Raymond Carver (EEUU, 1938 - 1988)
El televisor de Jean
Mi vida va sobre ruedas en este momento.
Aunque ¿quién se atreve
a decir que no volveré a flaquear?
Esta mañana me acordé
de una novia que tuve justo después
de mi ruptura matrimonial.
Una chica muy dulce llamada Jean.
Al principio, ella no tenía ni idea
de la parte mala de las cosas. Llevó
su tiempo. De todos modos,
me amaba un montón, decía.
Y sé que era cierto.
Me dejó quedarme en su casa
cuando dirigía
los mezquinos asuntos de mi vida
por su teléfono. Me compraba
alcohol, me decía
que no era un borracho
como todos esos otros.
Me firmaba cheques
y los dejaba sobre la almohada
cuando se iba al trabajo.
Me regaló una chaqueta Pendleton
aquella Navidad, y todavía la uso.
Yo, por mi parte, le enseñé a beber.
Y a dormir
con la ropa puesta.
A cómo despertar
llorando en mitad de la noche.
Cuando la dejé, me pagó dos meses
de alquiler. Y me dio
su televisor en blanco y negro.
Hablamos por teléfono una vez,
meses después. Estaba borracha.
Yo también.
Lo último que me dijo fue:
¿podría ver mi tele otra vez?
Miré alrededor
como si el televisor pudiera aparecer
de repente en su sitio otra vez,
sobre la silla de la cocina. O si no,
salir del armario de la cocina
y presentarse. Pero ese televisor,
el que Jean me regaló,
había sido arrojado calle abajo
semanas antes.
No se lo dije. Le mentí, claro.
Pronto, le dije, muy pronto.
Y colgué el teléfono
después, o antes, de que colgara ella.
Pero aquellas palabras oídas como en sueños
me hicieron sentir
que había llegado al final de una historia.
Y ahora, con esa última mentira
a mis espaldas,
podía descansar.
en
Todos nosotros. Poesía completa, 2019
León de Greiff (Colombia, 1895 - 1976)
BALADA DEL DISPARATORIO BÁQUICO, IMPREGNADA DE MÚLTUPLIES ROMANTICISMOS
Dícela "El Ebrio"
Aquesto dixo “El Ebrio”, una vegada.
Aquesto dixo con su voz cansada.
Aquesto dixo por la madrugada.
Yo dello non sé nada.
Bebamos en las cráteras de oro
que laboró el cincel benvenutino,
champagne, bulbente y bullicioso vino .
Bebamos en las ánforas de barro
doria hidromiel; en el panzudo jarro
blonda cerveza, y en las cristalinas
frágiles copas el anís sonoro
así como las finas
mixturas sibilinas.
"Porque es dulce olvidar".
Bebamos en las cráteras de oro
el líquido tesoro
que enloquece las mentes
y elide los deseos,
y que sume los sueños impotentes
en helados Leteos!.
Porque es dulce olvidar. ¿Algo esculpido
quedar merece en el cerebro? Nada!
Porque es dulce olvidar...
El viento azota
la cima de los árboles, tedioso;
vacila el corazón ante la rota!
El espíritu vago!
¡La voluntad errátil
es un tortuoso Yago!
y el soñar aterido...:
¡el soñar aterido y no vibrátil
ni altanero!... y nostálgico, anheloso
de una distinta vida...
Los jardines románticos
horros están de idilios.
Y son hueros los cánticos
jocundos de Himeneo!
Dormita ya el Deseo!
Ya dormita el Amor!
Y yerra -enloquecida-
por sus ludies exilios
de Dolor,
l’alma pura de Ofelia,
mientras Hamlet, moroso y taciturno
sepultóse en sí mismo!”
Ya no existe
la verdad, si ha existido... Ya no es nada
la belleza, y lo es todo! y la tristeza
¡cómo es asaz vulgar y adocenada!
Yo buceo un abismo
y el tal abismo es hueco!
Todo es superficial, mentido y triste.
Todo: el Amor y la Naturaleza,
el Mar, las Nubes, la ideal Belleza:
sólo restan cinismo,
rutina, y el enteco
sentido de lo práctico y la cómica
metafísica vómica!
Es preciso beber la sangre cálida
de los magos elixires!
Complicados brebajes, quinta-esencia,
sudor de las retortas y alambiques;
todos los filtros químicos y alquímicos
el díctamo, el nepentes,
súmanme en la demencia!
En el absintio quiero que se esconda
-tras de sus de sirena glaucos ojos-
mi espíritu arbitrario,
mi corazón, y toda la amargura
de abolidos despojos!
Es preciso beber la sangre cálida,
sangre morena
o sangre blonda!
En el absintio quiero que se esconda
-tras de sus glaucos ojos de sirena–
mi corazón, y toda la amargura!
"La azul locura pálida,
soberana locura,
se asile en mi cerebro solitario!"
Bebamos en las cráteras de oro
todo el licor que corre por la vena
de la pródiga uva;
y hagamos la serena
-la serena o la loca-
vida del que en sí propio no se toca
y que en nada se halla...
-Búdico ser en éxtasis,
Jaiyám bajo los astros,
Edgar en la taberna,
Diógenes en su cuba...
Desdeñosos e impávidos,
sonrientes,
mirando la batalla
sempiterna, mirando la batalla
de apetitos, la gresca y el estridir de dientes
y el vulgar forcejeo
para ascender, para medrar, para vivir...
"Nosotros -sí, nosotros-
olímpicos yazgamos sobre el trípode sacro:
claudicantes e irónicos,
sonrientes espectadores del simulacro,
sin recordar, sin añorar,
sin anhelar,
¡sin un solo deseo!"
Brúña el trágico véspero
con sus hórridas lumbres
incendiarias;
dóre el amanecer con vagas lumbres
y medias-tintas de atediada suavidad;
o aljofáre la luna
del bebedor la cabellera bruna
o la blonda o endrina cabellera
nimbada de doliente claridad,
y bebamos el vino,
y bebamos el vino,
y bebamos el vino!
Aquesto dixo el Ebrio una vegada.
Aquesto dixo con su voz cansada.
Aquesto dixo por la madrugada.
Yo dello non me curo. Yo dello non sé nada
(Fuente: La traición del hombre topo)
Dícela "El Ebrio"
Aquesto dixo “El Ebrio”, una vegada.
Aquesto dixo con su voz cansada.
Aquesto dixo por la madrugada.
Yo dello non sé nada.
Bebamos en las cráteras de oro
que laboró el cincel benvenutino,
champagne, bulbente y bullicioso vino .
Bebamos en las ánforas de barro
doria hidromiel; en el panzudo jarro
blonda cerveza, y en las cristalinas
frágiles copas el anís sonoro
así como las finas
mixturas sibilinas.
"Porque es dulce olvidar".
Bebamos en las cráteras de oro
el líquido tesoro
que enloquece las mentes
y elide los deseos,
y que sume los sueños impotentes
en helados Leteos!.
Porque es dulce olvidar. ¿Algo esculpido
quedar merece en el cerebro? Nada!
Porque es dulce olvidar...
El viento azota
la cima de los árboles, tedioso;
vacila el corazón ante la rota!
El espíritu vago!
¡La voluntad errátil
es un tortuoso Yago!
y el soñar aterido...:
¡el soñar aterido y no vibrátil
ni altanero!... y nostálgico, anheloso
de una distinta vida...
Los jardines románticos
horros están de idilios.
Y son hueros los cánticos
jocundos de Himeneo!
Dormita ya el Deseo!
Ya dormita el Amor!
Y yerra -enloquecida-
por sus ludies exilios
de Dolor,
l’alma pura de Ofelia,
mientras Hamlet, moroso y taciturno
sepultóse en sí mismo!”
Ya no existe
la verdad, si ha existido... Ya no es nada
la belleza, y lo es todo! y la tristeza
¡cómo es asaz vulgar y adocenada!
Yo buceo un abismo
y el tal abismo es hueco!
Todo es superficial, mentido y triste.
Todo: el Amor y la Naturaleza,
el Mar, las Nubes, la ideal Belleza:
sólo restan cinismo,
rutina, y el enteco
sentido de lo práctico y la cómica
metafísica vómica!
Es preciso beber la sangre cálida
de los magos elixires!
Complicados brebajes, quinta-esencia,
sudor de las retortas y alambiques;
todos los filtros químicos y alquímicos
el díctamo, el nepentes,
súmanme en la demencia!
En el absintio quiero que se esconda
-tras de sus de sirena glaucos ojos-
mi espíritu arbitrario,
mi corazón, y toda la amargura
de abolidos despojos!
Es preciso beber la sangre cálida,
sangre morena
o sangre blonda!
En el absintio quiero que se esconda
-tras de sus glaucos ojos de sirena–
mi corazón, y toda la amargura!
"La azul locura pálida,
soberana locura,
se asile en mi cerebro solitario!"
Bebamos en las cráteras de oro
todo el licor que corre por la vena
de la pródiga uva;
y hagamos la serena
-la serena o la loca-
vida del que en sí propio no se toca
y que en nada se halla...
-Búdico ser en éxtasis,
Jaiyám bajo los astros,
Edgar en la taberna,
Diógenes en su cuba...
Desdeñosos e impávidos,
sonrientes,
mirando la batalla
sempiterna, mirando la batalla
de apetitos, la gresca y el estridir de dientes
y el vulgar forcejeo
para ascender, para medrar, para vivir...
"Nosotros -sí, nosotros-
olímpicos yazgamos sobre el trípode sacro:
claudicantes e irónicos,
sonrientes espectadores del simulacro,
sin recordar, sin añorar,
sin anhelar,
¡sin un solo deseo!"
Brúña el trágico véspero
con sus hórridas lumbres
incendiarias;
dóre el amanecer con vagas lumbres
y medias-tintas de atediada suavidad;
o aljofáre la luna
del bebedor la cabellera bruna
o la blonda o endrina cabellera
nimbada de doliente claridad,
y bebamos el vino,
y bebamos el vino,
y bebamos el vino!
Aquesto dixo el Ebrio una vegada.
Aquesto dixo con su voz cansada.
Aquesto dixo por la madrugada.
Yo dello non me curo. Yo dello non sé nada
(Fuente: La traición del hombre topo)
Jesús Sanoja Hernández (Venezuela, 1939 - 2007)
Frente a un barco
La llegada a puerto de seres y cargamentos. Sandro se acuesta
entre el pavo real y las nubes, de buena gana comería
junto a la sombra.
Toda la ola está hirviendo, Bolívar escucha
tras el muelle, el perfume es sordo, como vino añejo
se pega a los labios, tan abiertos.
Corazones congelados, el negro que cruza hacia las cajas,
gaviotas empapadas en salsa de manzana, ese pudridero
en el rincón, cerca, muy cerca del mar más claro,
lejos, muy lejos de calles que dan al universo.
Como ángeles bajan los rayos, invariablemente puntiagudos,
y frente al promontorio más lívidos, menos seguros
donde el puerto extiende bello pergamino.
A cada golpe de agua sobrenada potencia de sal
y el bautismo de las uvas asciende y cae, o es la mirada
lo que asciende y cae,
o es el trecho cubierto por legiones ciegas
entre calores que flotan, vahos que sudan,
buques que gimen como toros en acecho.
Mr. Hood toca el torso grasoso de los indígenas,
dos tiburones se enfilan hacia el horizonte
y la mujer parece amante frágil
cuando muerde la guayaba, cuando en redes asoma
sustancia pulposa y ebria. Mr. Hood
y sus hijas rubias, una de ellas tuerta,
extienden las manos hacia Oriente,
en eso el cielo cruje, en eso la paloma luce, en eso
250 fardos
abren las puertas de la aduana.
Mr. Hood toma el larga vista, Mr. Hood dice ¡Oh!
(Fuente: Jámpster)
Ida Gramcko (Venezuela)
CARACOL, EL HERMANO,
el mismo yo, mas caracol. Concisa
su forma sigue sin barniz ni estrago
para que el hombre sufra un alma rica
un alma suya en el vellón y el gajo,
íntima, inmensa, siempre en sed y ahita.
Así construimos un lugar humano,
Pero tan lleno de él, como de brisa.
Inventamos
una pared de cal… ¡y tan distinta!
Un muro nuevo, ¿raro?
Sólo en su fresca soledad continua
—¿Soledad, otra vez lo solitario,
otra vez la distancia? ¿Y la caricia?—
Cálmate, amor; lo nuestro es lejano,
toca el largo perfil, la piedra lisa
dice por voz de su vigor: yo te amo.
La forma singular es la infinita.
–
–
*
––
ESTAR AFUERA es como estar adentro
de inagotable intimidad creadora.
No es perder cuerpo, es descubrir un centro
mayor que lo interior que nos demora.
Estar afuera, a pleno sol, al viento…
La noche ya no es más la mediadora,
Pues nos une a través de un mandamiento
de sombra impuesta que se ve o se ignora.
Escogida es la unión desde lo intenso.
Vivo nivel estalla con la aurora
y enlaza lo profundo con lo inmenso,
pues cada ser deviene lo que añora.
Y queda un solo ser, un gran suspenso,
mas el hombre lo sabe y lo atesora.
–
De Poemas (1952)
(Fuente: Jámpster)
Magdalena Chocano (Perú, 1957)
V
Oscuramente
como hago aquello que me alcanza
y me supera
asearé
uno a uno mis objetos
Un
rayo de sol puede atravesar las cortinas cerradas/
un
paseo de antorchas puede colmar el patio de penumbra. . .
Un
líquido negro reposa en un frasco
acecha
a la mano distraída que al abrirlo librará
los
poderes dormidos
Los
nombres de las cosas se labran se relievan
no
lo digo por los altivos enseres que me cercan
(qué
indócil el tacto sobre ellos/
la
temprana tragedia de la mano)
lo
digo por un sonido que no llega
Un
cuerpo se forma a pausa plena
modelando
su sombra en esta lumbre
y
la acción es difícil cuando existe
un
instrumento solo
XIII
De
pronto soy la peor voz
la
más agraz
la
condenable
que
acomete el muro de las lamentaciones
Se
quisiera escuchar un canto/ una oración
antes
que el ininteligible tumulto lapidario
que
asuela superficies
El
muro ignora si me lamento
si me maldigo
si impreco o lloro
pero
teme a mi bronco soliloquio
como
a un juramento de demolición
XXII
HEGEMONÍA
Ululas
el
roce veloz de tu falda en hoscos sueños de acoso
un
imperio de violencia se desborda sobre tardos enseres
Ni
aun sujetando tus manos temblorosas de furia
doblegaré
el miedo en mi corazón
de
cada añico de mi espejo
tu
imagen cencida reflorece
donde
eres más fuerte eres más vulnerable
jamás
hubo dominio
no
lo habrá
si la euforia es tanta
si está
si nos habita
Yo
soy la Distancia
y
permanezco en las afueras
esperando
la paulatina calma
Desde
aquí vislumbro tu rojizo cabello
que
se esparce en los cielos
la
luz no lo conmueve
Pasa el tiempo
Bendito
el Artilugio de tu veste escarlata
oh reina
a
orillas de los ríos lavas tu traje
la
sangre se diluye
humedeces
tus sienes pálidas
tu
tersa nuca
Nunca
hubo herida
era
sólo el rosado sol del orto
relampagueando
en las aguas
no
habrá resquemor
sólo
un canto impenetrable y lúcido
conmueve
la anchura de la tierra
Te
yergues
Tú
la
asesina
la
serena hacedora de los días
la
inefable
sólo
yo yazgo desangrándome
mientras
la noche me devora los ojos
y
agoniza
(Fuente: Sol negro)
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