miércoles, 19 de febrero de 2025

Robert Rius i Lanolier (Francia, 1914-1944)

 

"La hierba sin costura"

 


 
 
 
La chispa no ha durado
más que el lapso de una tempestad sumida
en trabajo de medianoche
La mirada de tu vida
golpea
las murallas de luz
Negro
rayo de carne
llamado al destino de vivir
del estancamiento onírico
en el cofre satinado de mi última noche
Mi vida de placeres entomológicos
ha visto el fondo de los laberintos
ciudades enteras espolvoreadas con cantárida
las fuentes brotan en el curso de vuestros amores

Pero los relojes mastican a todos los caminantes
 
 

Robert Rius i Lanolier en Frappe de pécho (1940),, incluido en Antología de la poesía surrealista de lengua francesa (Fabril Editora, Buenos Aires, 1961, selec. de Aldo Pellegrini).
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)


Ángel González (Oviedo, España, 6.09.1925)

 




ME BASTA ASÍ

 

Si yo fuese Dios
y tuviese el secreto,
haría un ser exacto a ti;
lo probaría
(a la manera de los panaderos
cuando prueban el pan, es decir:
con la boca),
y si ese sabor fuese
igual al tuyo, o sea
tu mismo olor, y tu manera
de sonreír,
y de guardar silencio,
y de estrechar mi mano estrictamente,
y de besarnos sin hacernos daño
—de esto sí estoy seguro: pongo
tanta atención cuando te beso—;
entonces,

si yo fuese Dios,
podría repetirte y repetirte,
siempre la misma y siempre diferente,
sin cansarme jamás del juego idéntico,
sin desdeñar tampoco la que fuiste
por la que ibas a ser dentro de nada;
ya no sé si me explico, pero quiero
aclarar que si yo fuese
Dios, haría
lo posible por ser Ángel González
para quererte tal como te quiero,
para aguardar con calma
a que te crees tú misma cada día
a que sorprendas todas las mañanas
la luz recién nacida con tu propia
luz, y corras
la cortina impalpable que separa
el sueño de la vida,
resucitándome con tu palabra,
Lázaro alegre,
yo,
mojado todavía
de sombras y pereza,
sorprendido y absorto
en la contemplación de todo aquello
que, en unión de mí mismo,
recuperas y salvas, mueves, dejas
abandonado cuando —luego— callas…
(Escucho tu silencio.
Oigo
constelaciones: existes.
Creo en ti.
Eres.
Me basta).


(Fuente: Aire Nuestro)

 

Atila Luis Karlovich (Colombia, 1953)

 

A LA DAMA DURMIENTE DE HAL SAFLIENI

 

desde tu sosiego
me llamaste diciendo:
ven a mí, contémplame otra vez.
 
y aquí estoy.
tú bien sabes que he sido tuyo
desde antes de que se inventaran los dioses,
que nunca ha dejado de consolarme tu primor
emergido de las opimas espumas del mar de malta,
que me siguen complaciendo tus ancas melancólicas y salobres,
que todavía me enciende
la procaz cuantía de tus anchurosas artes amatorias.
 
durante todos los siglos de la aurora
llegaban naos repletas de peregrinos,
azorados, musculosos, insomnes,
a adorarte y a tributarte
antes de que la cal y el sol les secaran sus ojos y sus gargantas,
antes de sus tremendos naufragios,
mientras yo sufría gozando los trances de tu lujuria inacabable,
tus gemidos,
tus lúbricos desprecios,
tus incontables caprichos de reina tirana.
 
un día me legaste tu cuchillo de bronce,
otro día me hiciste hierofante de tus misterios,
y otro día te cansaste
de ser la mujer inicial,
la dueña primera,
y echaste a reposar tus carnes en la arcilla,
víctima sacrificial del tiempo escurridizo,
hembra
tendida sobre el ostensorio combado en el que yaces
todavía.
 
habían sido siglos de fulgores y fatigas,
y merecíamos descanso los tres:
la reina primigenia,
la historia que todavía era tarda y mañanera
y tu disoluto esclavo.
 
pero aún tras tantos milenios soñando
y a pesar del cansancio que me dobla mi espalda
me estás llamando:
con tus ojos entornados
me entrevés y me miras,
y es como si quisieras estrecharme tus manos a medio abrir,
compartir otra vez conmigo tu abundancia,
cada una de tus tribulaciones.
 
y es que nada ha cambiado,
señora mía,
nada ha acabado,
y de repente todo vuelve adonde estaba
y más allá,
cuando ni tú ni yo éramos,
y el tiempo corría sereno,
y todo surgía del eterno batir de las olas,
al ritmo de las tortugas
que sostienen el mundo
y regresan año tras año a renacer en el mar,
a hacer que renazca el mar
siempre engañoso.
 
 
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Víctor Coral Cordero (Lima, Perú, 1968)

 

ESCRITO EN EL JUANITO (BARRANCO)

 

La vida nos ofrece oportunidades --no cabe duda
Esta llega tarde y rancia; modos
impersonales y hueros del fuego
Déjame tranquilo vida
solo eres un acicate un timo prestigioso
Nunca traes las cosas que quiero:
Un crepúsculo alacre
Una millonaria salva de imágenes puras
Una mejora aunque sea nimia en mi alma;
Bah
No traes ni una pinta de cerveza
Con la que olvidar tu falta de corazón.
 
 
(Fuente: Lab De Poesía)

 

Daniel Quintero (Buenos Aires, 1957)

 

Poema en la Antología

"Yo vengo a ofrecer mi poema"

Puede ser una imagen de Cataratas Havasu Falls

 

Mujeres de pollera

 

Las veo caminar de medio lado
como si tuvieran el sol
entre su pelo
trenzas atadas al cielo
y esa bronca de andar
mascando rabia y certidumbre
con la paciencia
que ningún dios les dio
les brota la lluvia desde el cuero
calle abajo entre las piedras
sal de acusi y lágrimas
dulce el color de los sombreros
las veo por Oruro
bailando entre comparsas
la verbena las nombra
en el carnaval del pueblo
bajan y suben de las minas
sus pies alcanzan
para tanto altiplano
cubren de ternura la geografía
la altura de la sangre
sus dichas más legítimas
suenan con la música
de cientos de bronces encantados
como ángeles recibidos
en este paraíso
yo las vi parir sus sueños
entre sus ropas de encaje
con sus hijos alzados
bajar del Potosí
con las venas hinchadas
al frío de una tarde
que las acariciaba
luciendo en la sonrisa
el brillo de toda la mañana
las escuché bien decir
en las ferias de El Alto
gritar sus viajes de sembradoras
y allá en las islas de aquel Gran Lago
santificar los astros
armar con juncos su fe a flote
la confianza de sus manos sueltas
ahora que las veo
me desamparo
entre las balas y la guerra
sufre en hilachas su whipala
un arcoíris de dejarlas quietas
sus polleras se expanden
y entre la niebla
la libertad acuna al niño
que duerme a sus espaldas. 
 

Foto del muro de Monica Calizaya

 

León Félix Batista (República Dominicana, 1964)

 

Del castillo de nieve
construido en el traspatio
solo queda la base de sus ruinas:
un aguacero aciago
deshizo las murallas,
el foso, las almenas.
 
Bebamos ante el fuego
y durmamos cobijados
por la carne de un(a) amante
a la intemperie. 
 
Hemos sido derrotados por la lluvia.
 
 
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Emily Dickinson (Amherst, Massachusetts, 1830 - 1886)

 Emily Dickinson - Hay un cierto sesgo de la luz... (J258)

 

ESA COSA CON PLUMAS, LA ESPERANZA...

 

Esa cosa con plumas, la esperanza,
que en el alma se posa
y canta la canción, pero sin letra,
y nunca se detiene,
 
y se oye dulce entre la ventolera.
Airado debe estar el temporal
capaz de avergonzar al pajarito
que le brindó calor a tanta gente.
 
En las tierras más gélidas lo oí
y en el mar más extraño;
y sin embargo, ante la adversidad,
no me pidió jamás una migaja.
 
 
Versión de Ezequiel Zaidenwerg Dib
 
 
(Fuente: Daniel Freidemberg)