miércoles, 19 de marzo de 2025

Czesław Miłosz (Šeteniai, 1911-Cracovia, 2004)

 

cafetería










 
 
 
De aquella mesita en la cafetería
Donde en los mediodías de invierno brillaba un jardín de
 escarcha,
He quedado yo solo.
Podría entrar allí, si lo quisiera,
Y golpeando con los dedos en un vacío helado
Evocar las sombras.

Con incredulidad toco el mármol frío,
Con incredulidad toco mi propia mano:
Esto - es y yo soy en la historia que acontece,
Y ellos ya están cerrados por los siglos de los siglos
En su última palabra, en su última mirada.
Y lejanos como el emperador Valentiniano,
Como los jefes de los masagetas de quienes nada se sabe
Aunque apenas un año, dos o tres años pasaron.

Puedo ser todavía leñador en los bosques del norte lejano,
Puedo pronunciar un discurso desde la tribuna o rodar una
 película
Con métodos que ellos desconocían.
Puedo experimentar el sabor de frutas de las islas del
 océano
Y tener mi fotografía en el traje de la segunda mitad del
 siglo.
Y ellos ya para siempre como los bustos en chorreras y
 fraques
Del monstruoso Larousse.

Pero a veces, cuando el resplandor crepuscular colorea los
 techos de la calle pobre
Y fijo mi mirada en el cielo, veo allí, entre las nubes,
La mesita bamboleándose. El mesero da vueltas con la
 bandeja
Y ellos me miran soltando carcajadas.
Porque yo no sé todavía cómo se muere por la mano cruel
 del hombre.
Ellos saben, ellos bien lo saben.

***

Versión de Jan Zych
Otra iglesia es imposible
 
(Fuente: La comparecencia infinita)

 

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