Pequeña reina de espadas
SERPIENTE BLANCA
Mi mano penetraba en cada túnel y corría
por el pasadizo apostólico
Manos tibias de hechicera
me ahorcaban con placer
El mar de leche llamó
su nieve de escamas
Apretándolo con ternura
escurrió la fosa
que el baterista abría
al repicar el presagio
campanas de mármol
pelusa de guitarra
esmeralda para derribar el sueño.
PEQUEÑA REINA DE ESPADAS
“La sangre es más suntuosa que el aliento pero no baila tan bien”
Emily Dickinson
Miel de mandarino inunda paladares de yeso
muros bañados en salitre y aceite
De marfil es tu cuello en la noche
cántaro de vino
derramándose en la hierba
La voz de Louis Armstrong
se ahorca abanicando las llamas del sauce
Algo rumoran en el antro vecino
Un frío momentáneo
nos descubre caminando por la playa
Doy fe
y tengo por testigo a mi asesina
Delicadas carnes templan la telaraña
para agasajar al huésped.
TUCAN
Este hombre que ha jugado ya sus cartas
sólo piensa en el jardín del mago
Su flor hiere la esquina
del eterno madrugador
Este perro pudo ser su amigo
un cigarro no sobraba
gritó alguien.
Grito que como el humo se estancaba
en la garganta del rey derrocado
Todos buscando el ave bajo la mesa
calor de medianoche
evocación del sol en la palmera del tucán.
AL LADO DEL SURTIDOR
El dolor de tu mano
crece en la espalda del gordo cazador
de mariposas negras
Al lado del surtidor
acaricio mi tienda de campaña
MICHEL KOLHAAS
El juez lo acusaba
de tomar justicia por su por sí mismo
y del cielo caían bueyes de queso
hamacando el frío
Siempre era de día
y el sol hurgaba buscando
nueces entre la hierba
dormías cerca del establo
cuando un rayo de pastel
abrió tu boca
y una leche espesa rocío tu pecho
Ahí
por el camino de San Antonio
rompí una carta sin espadas
ni reyes
El juez caminando a gatas
buscaba con lengua de cazadora
el mástil de la nave
que naufragaba
ESE GRITO DE AMAPLO AHOGÁNDOSE EN EL BAÑO
Estaba allí fumando la brizna sagrada
Asteroide gelatinoso
de súbito prendido a tu campanario
Cascos del sol ametrallándome
Ese grito de amapola ahogándose en el baño
Pistas de diamante
corona de hielo
fumo para exorcizar el miedo
BALAS DE SALVA
Tus ojos han encendido la chimenea del mi ducha
Ahora estas manos visitan
cada rincón de tu motel
Mis niñas suplican otro pase de labios
en su cúpula erguida
Dulces colinas de betún humedeciéndose
noches de seda
flirteando en la boca del cactus
La seda abre paso al dedo corazón de la sombra
Un ángel lame el túnel de mi espalda
El dedo corazón se encalambra
Vibra la caja de herramientas
tras el biombo
Para Margarita
HOLA SOY TU CORAZÓN
Se disfrazan los pájaros
reforestación de los cerros
ciudadanos
engaño sin término
pero el sueño aletea
en torno de la ventana
Asoman la cabeza
besas el sol
arrastras lenguas de fuego
Pistas de hielo
perfuman la mañana
NO ME GUSTAN LOS LUNES
El girasol de tu campana
lleva de la mano
al círculo de niñas
visitadas por la peste
Crece corazón mío
canta la noche
una voz que susurra
no me gustan los lunes
En un rincón
cae la campana el girasol tranquilo
abandona su escuadra
perdiéndose entre nubes
Niños muertos
te visitan
EN LA CALLE DE TU ESPALDA
¿Qué jugo delicioso embriagó mi sueño?
Acaso el oro que pendía de tus piernas
Sin cobija murmuré
planeando operaciones sucias
Una blanca melancolía
buscaba mi corazón con pies de plomo
Quise escuchar el viento en tus oídos
En la calle de tu espalda
perseguían los payasos una carta.
SENTADO EN EL PERGAMINO
“Si el amor falta, la casa está vacía”
Ezra Pound
Ellos pensaron que los perseguía
más los sueños me enseñaron el amor
por la caracola prendida a la roca
que iluminaba el mar
La isla de los deseos
el oleaje donde asomó el pulpo
suplicándote una habitación
Me recibiste como una reina
sin guardia
y a una seña o tan sólo un guiño
clavé la aguja de aire en mis venas
y la tierra se puso a temblar.
Pequeña reina de espadas. Medellín. Ediciones Unicornio. 1985. Págs. 14, 17, 20, 23, 27, 29, 30, 40, 41.
(Fuente: La Mecánica Celeste)
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