LOS DOCE (1918) Y OTROS POEMAS
OTROS POEMAS
EL MISMO DESTINO
El mismo destino, con veneración sagrada,
me legó iluminar el umbral del ideal
con mi nebulosa antorcha,
y apenas llega la tarde yo, con mi mente terrena,
me encamino hacia el Altísimo, preso en celestial temor.
Ardo en el fuego de la poesía.
26 de mayo de 1899
EL ALMA CALLA
El alma calla. En el cielo frío
arden para ella las estrellas mismas.
A su alrededor, agitados pueblos
claman por el pan o por el oro.
Pero el alma calla y escucha sus gritos
Y contempla los lejanos universos.
Mas en su bifronte soledad
hermosas ofrendas prepara a sus dioses,
y, oído incesante, del silencio ungida,
busca la llamada lejana de otra alma…
Así, de igual modo, en pos de la otra,
resuena, tras el cerco de brumas
del océano, la llamada indescifrable
del corazón de las aves blancas.
3 de febrero de 1901
NO TIENE FIN…
No tienen fin los senderos del bosque.
Tan sólo quisiera, antes de que asome la estrella,
encontrar su rastro apenas visible…
A las hierbas del bosque está atento el oído.
Por todas partes se oye el claro rumor
que envuelve a los seres perdidos y queridos…
Por las cumbres de los bajos abetos
Vuelan las palabras…
Tal vez pueda captar en las briznas,
una huella oculta…
Ya está aquí, ¡se ha encendido la estrella!
No tienen fin los senderos del bosque.
2 de septiembre. El bosque de la iglesia.
LA BRUMA NOCTURNA
La bruma nocturna me sorprendió en el camino.
Tras la espesura la luna lanzó su mirada.
El caballo fatigado deba inquietos golpes con las pezuñas.
Tranquilo de día, extrañaba la noche.
Sombrío, inmóvil soñoliento,
el conocido bosque me aterraba
y hacia el claro plateado por la luna
dirigí el paso del caballo resoplante.
Se extiende en la lejanía la neblina del pantano,
pero de plata fulgura la iglesia de la colina.
Y detrás de la colina del bosquecillo del valle,
en la oscuridad se oculta mi casa.
El caballo fatigado acelera el paso hacia su destino.
Centellean las luces de un pueblo extraño.
A la orilla del camino prenden en rojo
las hogueras de los pastores, como faro.
10 de febrero de 1899
LA NOCHE SILENCIOSA
La noche silenciosa me ofrece
con misterio tu faz clara.
El hechizo de antiguas canciones
En este instante llena mi alma.
Por su camino azul
pasas tú más despacio,
y sobre ti descansan
dos estrellas inmóviles.
13 de junio de 1900
PARA ANNA ACHMATOVA
“La belleza es terrible”, le dirán,
y se echará perezosamente por los hombros
un chal español y una rosa roja en el pelo.
“La belleza es sencilla”, le dirán
y con el chal de vivos colores
torpemente cubrirá a un niño
y la rosa roja en el suelo.
Pero escuchando distraída las palabras todas
de su alrededor
se quedará usted triste y pensativa
y se dirá:
“No soy terrible ni sencilla,
ni tan terrible para matar
sencillamente, ni tan sencilla
para ignorar que la vida es terrible”.
16 de diciembre de 1913
Traducción de CLARA JANÉS
Con la colaboración de AMAYA LACASA
Los doce y otros poemas. Madrid. Visor Libros. 1999. Págs. 35, 36, 37, 38, 39, 45
(Fuente: La Mecánica Celeste)
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