martes, 23 de noviembre de 2021

Macedonio Fernández (Buenos Aires, 1874 - 1952)

 

Modelo de disculpas para inasistentes a un banquete

 

 

(Demostración a Dardo Salguero Hanty)

 

Solicito se me pida tomar la palabra sin anular mi condición de inasistente que se disculpa apuradamente, pues me toca faltar, decir la disculpa e irme, todo en los cinco minutos reglamentados del estar sin asistir.

Hace algún tiempo en las reuniones (de varios) que teníamos, Eduardo González Lanuza brillaba por sus improvisaciones no solo de dicciones o invenciones poéticas sino de ingeniosidades humorísticas; sabíamos que tenía un gran libro, casi hecho: Las sesenta fórmulas del quedador de bien, y cada vez le requeríamos algunas. Había alguien más conmovido por ellas, quizá, que nosotros: un agente financista que, para decirlo de una vez, se hipnotizó de tal manera con el arte de la Disculpación, que nadie llevó tan alto, de González Lanuza, que instaló un negocio de alquiler de trajes de rigor para faltantes, inasistentes, a cada uno de los cuales acompañaba una foja con veinte de aquellas fórmulas.

Yo vengo en un traje de éstos y adopto esta fórmula, buena para el caso de comida a dibujante: «Señor pintor homenajeado: el retrato mío que trazó su mano me da tan completo que aparezco con los diez años que me faltan hoy para cumplir los sesenta y que tenía, es cierto, cuando usted me tomó en brazos para el Dibujo, pero un peluquero no menos completo me los afeitó luego junto con barbas y melena, que eran las que habían cumplido los sesenta. Sería expuestísimo para la seriedad de su reputación que en una “exposición” de sus telas tenga hechos públicos mis 60 y aquí aparezca con 50. Me dirían “Vuélvase a su casa” (hay que creer que la tengo y, cuando retorno del Centro con muchos paquetes, me tratan con amabilidad; ahora más, que saben que soy el original de su retrato)».

Y bien: me voy con apenas tiempo de olvidarme el paraguas a la salida…

¿Y ahora? Olvidé mi paraguas y heme aquí, pero vuelvo con un chiste también bueno.

Vuestro banquete, gran dibujante y encantador amigo Salguero, será memorable. ¿Por qué?

Porque si hubo quizá una catástrofe tan completa que hasta los sobrevivientes perecieron, de vuestra fiesta se dirá: fue tanta la concurrencia que hasta los inasistentes estaban.

He dicho.

 

 

(Fuente: El hombre aproximativo)

 

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