El fantasma de la estación de transferencia
Se creía en otros tiempos que aquí moría el espíritu.
Pero no.
Esa empresa no puede lograrse.
La muerte del espíritu pudo ser imaginada a partir de sitios
como este,
una estación de transferencia de residuos,
un amontonamiento de lo vano, destazado y fortuito.
Como una trinchera donde al fin las gentes se hacen pedazos,
lo cual ya eran.
Heme aquí, como resplandor o voz o insinuación o movimiento
en la basura, que ha de ser de aquí llevada a los sitios
de "disposición final", tan evidentemente parecidos,
en su formulación, a un cementerio.
Heme aquí y allá contribuyendo con otros espectros
a golpear puertas las noches de viento
y a embargarlos de una depresión irracional
a bordo de un vagón del subte, o metidos en la cama
sin que medie recuerdo ni imágenes, cuando todo es vacío.
Y ustedes, sombras terribles de lo que fue y será.
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