domingo, 28 de noviembre de 2021

Deema Mahmood (Egipto, 1967)

 

La rosa

 


 
 
La rosa es nieve derritiéndose desde la cima de una montaña.
Resolviéndose de una crisis hipóxica y de la hipotensión.
En respuesta a la represión, abre sus brazos para soltarse
y asimilar la fotosíntesis y las picaduras de las abejas.

La rosa no lo reconoce en absoluto
Entonces ejercita la contradicción dos veces
cuando se marchita y su tallo en su máximo verdor
Y cuando está sin olor y levanta la voz de su color.

La rosa no obedece a la lógica
Ayer vi rosas amarillas cerrando
sus pétalos al disminuirse la luz en el ocaso
y las rosas púrpuras de mi abuela en su jardín que algún día
cuyos labios se abrían solamente de noche.

Nadie se atreve a acusar a la rosa de desvergüenza
ni si quiera de un hilo mínimo
La rosa practica sexo cuando se reúne la muchedumbre en plazas públicas
y en las fiestas y los carnavales
El polen de la flor masculina se adhiere al estigma de la flor femenina
aunque todos los ojos y las cámaras tridimensionales y cuadridimensionales
pueden seguir esto con su más mínimo detalle en el aire.

La rosa es un jardín trasero para los escaparates de la civilización o la dependencia y la
          nacionalización
Puede utilizarse como enormes coronas
Como ritual burgués en el que se reúnen las delegaciones y las nobles y familias
Además, una sola rosa al borde de una carretera
sirve al propósito para aquellos que se encuentran en el umbral de la pobreza.
Aunque pagarán el precio para mantener la tesorería del estado
y proteger la economía del colapso y la devaluación de la moneda
Mientras sus crisis, necesidades y sueños se amontonan en la humedad sacrificándose por sus
          patrias.

La rosa no reconoce la paranoia
ni la fobia a las alturas y a los lugares oscuros
Ni una esquizofrenia entre los contrarios o entre las teorías y la realidad
Se adapta rápidamente y crece, sea lo que sea
manteniendo la calidad del aroma y del color.

La rosa no sufre del complejo de Edipo
Y está a la misma distancia de todos
Ella no tiene premeditación ni predestinación para matar, ni para algo más
Y siempre sostiene un equilibrio que asegura su efectividad e integridad.

La rosa no está sujeta a discriminación racial.
No reconoce identidades
No mide con doble rasero
El olor y el color de la rosa llegan en el mismo momento
con plenitud e igualdad
para los blancos y los negros, para los pacíficos y los violentos
a pesar de la alta frecuencia de las multitudes.

La rosa es la fase de larva en el apiñamiento de la música.
Ella se rebela contra sí misma en una fuerte sublevación
se despega de los enfoques de la codificación y procrea el aroma o el espíritu.
En la cumbre, fluye el color de su profundidad y se hunde en él.
¡Y sube el olor en la escala de la satisfacción y la eternidad!
 
 
 

incluido en Galerías del alma (3 de diciembre de 2020, México, trad. de Kalid Al Raisoni).
 
 
(Fuente: Asamblea de palabras)

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario