A 21 de marzo de 2020
De casa a la lavandería
y de la lavandería a casa, España
hace una semana se declaró en cuarentena
por una pandemia de origen asiático.
Mil noventa fallecidos
y veinte mil contagios más tarde,
yo sigo esperando el autobús
de la siete de la mañana rumbo al hospital,
a las ocho me pongo el uniforme,
a las ocho y cuarto se comienza
a planchar las sábanas, a las nueve y veinte
desayunamos y a las diez
doblamos y empaquetamos las mantas, los camisones, las toallas, los pijamas, los paños de cocina, las batas de cirujano, las batas de los médicos, la ropa de las enfermeras, la ropa del personal de mantenimiento, nos dan la doce y todavía nos quedan cinco carros de sábanas para pasar por la calandra, ahora resulta que la calandra no funciona, se llega el técnico, le hace una chapuza y vuelta a sacar otra lavadora, oye mira han llamado de la cuarta, que necesitan almohadas, y así
trabajando sin guantes ni mascarillas
hasta la tres de la tarde,
hora en la que el autobús
me lleva a casa,
a las tres y media almuerzo,
a las cuatro me echo una siesta,
después me pongo la tele y a las ocho
la gente sale a aplaudir a los balcones
la labor de los médicos y de los enfermeros
pero son pocos los que aplauden
la labor de la mujer que barre y friega el hospital
o la de las que lavamos la ropa de los contagiados
con las manos desnudas.
En: Servicio de lavandería
Hiperión
(Fuente: Papeles de Pablo Müller)
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