Símbolos
Un extranjero recorre las
calles
de una ciudad
desconocida.
El misterio se
encierra
en los extraños
laberintos.
Los hombres pasan unos
junto a otros,
sólo los viejos
conocidos se saludan
con las ceremonias de
costumbre.
Nos entendemos
pobremente,
apenas delineamos los
contornos del gesto
articulando símbolos
heroicos
para superar el
desamparo.
Fuente: Lo abstracto y lo concreto, Horacio Preler, Ediciones
Dead Weight, Buenos Aires, 1973.
Mediocridad
La natural mediocridad
a todos nos concierne,
nos acompaña en las
extrañas actitudes
con que desarrollamos
una idea.
Es el atuendo
insospechado del concepto,
la libertad del
incipiente ser
que elude su propio
fundamento.
Es más aún,
la posibilidad de
morir sin estridencias.
Fuente: Lo abstracto y lo concreto, Horacio Preler, Ediciones
Dead Weight, Buenos Aires, 1973.
La muerte de un poeta
Un poeta muere como
cualquier hombre.
Se desploma de pronto
o padece una larga
enfermedad.
Abandona entonces a
sus hijos,
sus afectos y sus
pequeños lujos:
su infancia,
la carta de un amigo
y algunos libros que
lo encallecieron.
Además,
los poemas que nadie
escribirá por él.
Fuente: La razón migratoria, Horacio Preler, Editorial
Cuarto Poder, 1977.
El señor Gianni
Todas las tardes junta
las hojas
que el viento ha
volteado
y las mete en un hoyo.
Enciende una fogata y
espera.
Después riega las
plantas,
va de aquí para allá
atento a cada extraño
brote,
cuidando que todo
crezca en orden,
que nada perturbe su
labor,
como un dios que no ha
perdido la esperanza.
Fuente: La razón migratoria, Horacio Preler, Editorial
Cuarto Poder, 1977.
Casa vacía
Alguien alguna vez
hará el inventario de las cosas,
levantará papeles,
abrirá los cajones de un escritorio
antiguo, revisará
bibliotecas, estanterías,
muebles, aparatos
usados, buscando explicación
a tanta fantasía.
Nada perdurará para
dar testimonio.
Uno se lleva todo. Sus
historias,
la clave de sus
miedos, la lóbrega codicia,
la indiferencia, el
odio,
los almanaques viejos.
Entonces encontrarán
escobas en todos los rincones,
trapos de piso, humedad,
los restos de comida
que han quedado en el plato.
Fuente: Lo real, nuestra casa, Horacio Preler, edición del
autor, 1991.
(Fuente: Los poetas no van al cielo)
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