resulta más fácil meter un chancho en un poema
que la palabra chancho
las cosas que no escribimos nos desprecian
y sólo un ciego puede salvar a otro ciego
perpetrar esta suerte de estafa
incluso estropeo un poema
pero embellezco y redimo al animal
y cada palabra cumple su afonía
su liberación
su insistencia
su infierno
la secuencia es así:
primero el animal,
hay que presionarlo
en el exacto temblor de sus costillas
hasta arrancar un sudor agrio entre sus vellos
segundo el cuchillo,
hendirlo hasta que el alarido nos recuerde
que fue sagrado una vez en otros reinos
y por último y siempre el desprecio,
que destempla el metal en cobardía
o corre el corazón de la bestia unos centímetros
o nos revela que somos matarifes enviados
para el trabajo sucio de dios
y así prolija la sentencia ejerce su fetiche y sin más
hay que cumplirla
escribo la palabra: chancho
y el que la lea
haga con este pobre animal
lo que quiera.
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