sábado, 25 de julio de 2020

Yalal ad-Din Muhammad Rumi (Afganistán, Persia, 1207-1273)



Del negro hollín 

 

¿Dónde quedó la promesa de anoche?
¡La has roto esta mañana!
¿Por qué habría de preocuparme?
Puedo conquistar el mundo en un instante,
con una sonrisa puedo curar un corazón destrozado.

Corazón mío,
realiza tus deseos,
preparados están los dones,
brazos abiertos espera el Rey,
y la luz de Su Rostro
sobre ti brilla.

Nunca oí a un rey decir:
«Espera hasta mañana
y te lo daré todo.»
¿Acaso fue jamás tenue
la luz de la luna llena?

¿Dónde están los favores?
¿Dónde los hombres sabios?
¿Dónde las puertas abiertas?
¿Dónde el Revelador de los Secretos?
Ésta es la respuesta: «Justo aquí!»
Están aquí, desde el principio hasta el fin,
por ello se dijo siempre:
«Tú eres lo que buscas.»

Ya he hablado bastante.
He muerto a los pies del Amado.
No, me equivoco:
Jamás puede morir quien obtiene
su vida a través de Él.

Cuando el reflejo del Rey danza en la tierra,
cobran vida barro y piedras,
ríe el frágil árbol,
da a luz la mujer estéril.

Si Su reflejo puede producir todo esto,
¡imaginad qué puede hacer la luz de su Faz!
Él es el brillo de cualquier pensamiento,
la luz que anima las almas todas,
la fuente que otorga toda vida
desde el Sol hasta el cuarto cielo.

Pero sólo cuando se pone en la comida
puede advertirse a qué sabe la sal.

¡Qué maravilla!
El Amado está enamorado del amante.
¡Qué milagro!
Del negro hollín crece un paraíso.
 
 
 


incluido en En brazos del amado. Antología de poemas místicos (EDAF, Madrid, 2006).
 
 
 
(Fuente:  Asamblea de palabras)

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