Hambrientos de un amor verdadero pero
demasiado bello fuimos al fondo de la realidad reptando
en competencia con la podredumbre siguiendo
el largo camino que conduce al presente libres de toda
oración incubados por el sol nos refugiamos en
la guarida
de los recuerdos nuestros rostros se evaporaban necesitábamos
perseguir las señales perseguir
revólver en mano a los sepultureros de lo visible producir
fórmulas inéditas frotando
nuestras gramáticas como para incendiarlas elaborando ficciones
indescifrables abriendo un paso entre
silencio y discurso sujetados
por un alto estremecimiento en el umbral
del acaecer.
Versión Mariano Rolando Andrade.
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