Video porno
A mi también me hicieron una
grabación porno
cuando mi sexo rosado
era terso
y relucía ante el flahs de la
cámara.
Yo tenía también dos hijos
pequeños
como Verónica
y los mismos años que ella,
treinta y dos.
Puedo decir que hasta ahora
y en ese cerrado terreno
que un día fue feliz y
divertido,
he tenido más suerte que ella.
A la pobre Verónica le
quitaron
la grabación porno de las de
las manos,
ó tal vez se le fue de ellas
y la dejaron colgada de una
sábana
en la lámpara de lágrimas
de su dormitorio.
Ya no se sabe qué ha pasado
con su vídeo porno,
tampoco se sabe dónde está el
mío.
Supongo que lo tendrá él,
pero suponer
es sólo un verbo dudoso.
Cuando se marchó de la casa
cuando dividimos por dos
los tenedores y las tortugas,
él se llevó el vídeo porno
porque era suyo
porque para él lo hice
en el 2010
aunque también ,
para él creé un amor
y me lo devolvió
hecho trizas.
Verónica se suicidó
por la presión social.
Mis intentos por dejar la vida
han sido más poéticos:
El desamor y su desaliento.
La muerte, más amiga cada día.
La soledad y sus visitas
inesperadas.
La carta sangrante
que me dejó en el buzón.
El dolor de perder su boca.
El recuerdo de los ojos
infinitos
de la otra.
La risa y las carcajadas de su
engaño.
Puedo decir que en éste
cerrado terreno
que un día fue inagotablemente
feliz,
he tenido más suerte que ella
mis intentos por dejar la vida
nunca han sido hasta hoy
por una grabación porno.
(Fuente: Voces del extremo)
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