viernes, 31 de julio de 2020

Sagrario Manrique (España)


Video porno



A mi también me hicieron una grabación porno
cuando mi sexo rosado
era terso
y relucía ante el flahs de la cámara.
Yo tenía también dos hijos pequeños
como Verónica
y los mismos años que ella,
treinta y dos.
Puedo decir que hasta ahora
y en ese cerrado terreno
que un día fue feliz y divertido,
he tenido más suerte que ella.
 
A la pobre Verónica le quitaron
la grabación porno de las de las manos,
ó tal vez se le fue de ellas
y la dejaron colgada de una sábana
en la lámpara de lágrimas
de su dormitorio.
 
Ya no se sabe qué ha pasado
con su vídeo porno,
tampoco se sabe dónde está el mío.
Supongo que lo tendrá él,
pero suponer
es sólo un verbo dudoso.
 
Cuando se marchó de la casa
cuando dividimos por dos
los tenedores y las tortugas,
él se llevó el vídeo porno
porque era suyo
porque para él lo hice
en el 2010
aunque también ,
para él creé un amor
y me lo devolvió
hecho trizas.
 
Verónica se suicidó
por la presión social.
 
Mis intentos por dejar la vida
han sido más poéticos:
El desamor y su desaliento.
La muerte, más amiga cada día.
La soledad y sus visitas inesperadas.
La carta sangrante
que me dejó en el buzón.
El dolor de perder su boca.
El recuerdo de los ojos infinitos
de la otra.
La risa y las carcajadas de su engaño.
 
Puedo decir que en éste cerrado terreno
que un día fue inagotablemente feliz,
he tenido más suerte que ella
mis intentos por dejar la vida
nunca han sido hasta hoy
por una grabación porno.
 
 
 
 
(Fuente: Voces del extremo)
 



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