Los gatos
Los amantes fervientes, los sabios venerables,
Sienten, cuando maduros, igual predilección
Por los gatos, orgullo de la casa, que son
Como ellos sedentarios y al frío vulnerables.
Amigos de la ciencia y la sensualidad,
Prefieren el silencio y las tinieblas crueles.
Del Erebo serían los fúnebres corceles
Si su altivez cediese ante la majestad.
Cuando sueñan, adoptan las nobles actitudes
De las grandes esfinges que en vastas latitudes
Solitarias se pierden en un sueño inmutable.
Mágicas chispas arden en sus grupas tranquilas
Y partículas de oro, como arena impalpable,
Alumbran vagamente sus místicas pupilas.
Sienten, cuando maduros, igual predilección
Por los gatos, orgullo de la casa, que son
Como ellos sedentarios y al frío vulnerables.
Amigos de la ciencia y la sensualidad,
Prefieren el silencio y las tinieblas crueles.
Del Erebo serían los fúnebres corceles
Si su altivez cediese ante la majestad.
Cuando sueñan, adoptan las nobles actitudes
De las grandes esfinges que en vastas latitudes
Solitarias se pierden en un sueño inmutable.
Mágicas chispas arden en sus grupas tranquilas
Y partículas de oro, como arena impalpable,
Alumbran vagamente sus místicas pupilas.
en Les fleurs du mal (1857), incluido en Poetas franceses contemporáneos (Ediciones Librerias Fausto, Bueno Aires, 1974, selec. y versiones de Raúl Gustavo Aguirre).
(Fuente: Asamblea de palabras)
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