Ariel
Estasis en la oscuridad
Luego el chorro azul y sin sustancia
Del tolmo y de las lejanías.
Leona de Dios,
¡Como nos vamos uniendo,
Eje de talones y rodillas!…El surco
Se abre y pasa, hermano del
Arco marrón
Del cuello que no alcanzo a atrapar.
Bayas con ojos
De raza negra
Arrojan oscuros anzuelos…
Negras y dulces bocanadas de sangre,
Sombras.
Algo distinto
Me transporta por los aires…
Muslos, cabello;
Escamas que se desprenden de mis talones.
Blancas
Godiva, me despojo
De manos muertas y muertos aprietos.
Y ahora
Me hago espuma de trigo, centelleo de mares.
El grito del niño
Se funde en la pared.
Y yo
soy la flecha,
El rocío que vuela
Suicida, unido al impulso
Que conduce al ojo
Rojo: al caldero de la mañana.
Ariel, 1965.
Traducción: Ramón Buenaventura.
(Fuente: Poetas del fin del mundo)
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