viernes, 31 de julio de 2020

Sagrario Manrique (España)



La primera vez
que eché un polvo
era casi una niña.
En la casa de sus padres.
En la cama de sus padres
encima de una colcha verde de raso.
En una colcha verde
llena de tristeza.
 
Después del pequeño dolor
dijo que ya era su novia
y ya, cambió todo.
 
Empezaron los celos
las vigilancias
los malos gestos
los insultos
los llantos en el portal
los malos modos
las hostias,
dos ¿cuatro tal vez?
 
Una amiga le paró los pies
él se asustó
y salió corriendo
pero luego ella
se lo contó
a mi siguiente novio.
 
Entendí
que estaría sola.
Siempre.
Defendiéndome
de los hombres
 

y de las mujeres.
 
 
 
 
 
(Fuente: Voces del extremo)

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