viernes, 24 de julio de 2020

Arturo Tendero (España, La Mancha, 1961)



 Cucarachas en la cochera
Al madrugar un día,
en la hora fronteriza,
cuando enciendo la lámpara,
descubro la invasión.
Están por todos lados y me escrutan,
relucientes y negras,
hermosas a su modo subterráneo.
Entonces, ¿qué me pasa? Desenfundo
y empiezo a ametrallarlas
con el insecticida,
una por una, a bocajarro, sordo
a mi instinto de paz, mi presunción
de hombre dialogante,
el miedo a envenenarme envenenando.
Acabo y, solo entonces, poco a poco,
voy volviendo a ser yo.
Ante mí, sobre el campo de batalla,
reina el silencio, apesta
con su perfume aséptico la muerte.
Me noto el dedo índice mojado
y sé que aunque me lave y enjabone
no borraré el estigma.
Los campos de exterminio, las matanzas
de indios, japoneses e iraquíes,
desde la Iliada al videojuego último,
empezaron así,
con este mismo impulso de un humano
que siente repugnancia,
un miedo indigno,
y se aferra frenético al gatillo
creyendo que es la mano de mamá.
 
 
 
 
 
(Fuente: Poesía de El Toro de Barro)

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