lunes, 27 de julio de 2020

Daniel Ponce (Buenos Aires, 1956)



La alegría de Dios


Para alegría de Dios
has muerto.
Celebra verte regresar
desnudo: te hizo
para la muerte.
No temas ni ruegues.
Dios desoye las súplicas
porque es Dios.
Cordero, castor, insecto,
dan lo mismo para él.
Su tiempo infinito
es desguazar inventos.




La niñez de Dios


Cuando Dios era niño
y las cosas no estaban creadas
temía y lloraba.
Como todo huérfano
debía crear a sus padres
con fragmentos de otros
que no existían.
Vivía a merced de sí mismo.
Per siendo Dios
no podía esperar
favores de Dios.
Lloraba, temía.
Llevó vida de paria.
Cuando se dispuso
a crear las cosas
estaba inundado
de resentimiento.





(Fuente: Aromito blog)

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