Ella
Vive sola
en un brezal al norte.
Ella vive
sola.
La
primavera se abre como una cuchilla allí.
Yo viajo
en trenes todo el día y llevo muchos libros –
unos para
mi madre, algunos para mí
que
incluyen Las obras completas de Emily Brontë.
Es mi
autora favorita.
También
mi principal temor, al que trato de enfrentarme.
Cada vez
que visito a mi madre
siento
que me convierto en Emily Brontë,
mi vida
solitaria a mi alrededor como un páramo,
mi torpe
cuerpo recortándose sobre los barrizales con una apariencia de transformación
que muere
cuando atravieso la puerta de la cocina.
¿Qué
cuerpo es ese, Emily, que nosotras necesitamos?
***
Y
arrodillada en la orilla de un mar transparente me haré un corazón nuevo con
sal y barro
Una
esposa está bajo las garras del ser.
Fácil es
decir ¿Por qué no terminar con esto?
Pero
supongamos que tu marido y cierta mujer oscura
suelen
quedar en un bar por la tarde.
El amor
no es condicional.
Vivir es
muy condicional.
La mujer
se instala en una terraza cerrada al otro lado de la calle.
Observa a
la mujer oscura
que con
la mano le toca la sien como si le estuviera metiendo algo.
Observa
cómo
él se
inclina un poco hacia la mujer y luego se vuelven atrás. Están serios.
Su
seriedad la atormenta.
Las
personas que pueden estar serias cuando están juntas es
[porque
tienen algo profundo.
Hay una
botella de agua mineral sobre la mesa
y dos
vasos.
¡No
necesitan bebidas alcohólicas!
¿Desde
cuando tiene él
estos
gustos puritanos?
Un barco
frío
zarpa de
algún lugar dentro de la esposa
y pone
rumbo al horizonte plano y gris,
ni pájaro
ni soplo a la vista.
***
Tres
Tres
mujeres silenciosas en la mesa de la cocina.
La cocina
de mi madre es oscura y pequeña pero del otro lado de la ventana
está el
páramo, paralizado con hielo.
Se
extiende hasta donde alcanza la vista
a lo
largo de kilómetros planos hasta un cielo blanco sólido no iluminado.
Mamá y yo
estamos masticando lechuga cuidadosamente.
El reloj
de la pared de la cocina emite un bajo zumbido irregular que salta
una vez
en el minuto justo de las doce.
Tengo a
Emily pág. 216 abierta y apoyada sobre la azucarera
pero
furtivamente estoy observando a mi madre.
Miles de
preguntas chocan contra mis ojos desde adentro.
Mi madre
está estudiando su lechuga.
Paso a la
pág. 217.
“En mi
fuga a través de la cocina tropecé con Hareton
quien
ahorcaba una camada de cachorros
desde el
respaldo de una silla en la puerta. . .”
Es como
si a todas nos hubieran bajado dentro de una atmósfera de vidrio.
De tanto
en tanto un comentario atraviesa el vidrio.
Impuestos
en el lote de atrás. No es un buen melón,
falta
para los melones.
La
peluquera del pueblo encontró a Dios, cierra la tienda cada martes.
De nuevo
hay ratones en el cajón de los repasadores.
Pequeñas
bolitas. Mordieron
los
bordes de las servilletas, si supieran
lo que
cuestan las servilletas de papel hoy en día.
Esta
noche llueve.
Mañana
llueve.
Ese
volcán en las Filipinas otra vez activo. Esa que no me acuerdo el nombre
Anderson
se murió no Shirley no
la
cantante de ópera. Negra.
Cáncer.
No estás
comiendo tu guarnición, ¿no te gustan los pimientos?
Por la
ventana puedo ver hojas muertas que atraviesan las tierras planas
y
residuos de nieve herida por la mugre de los pinos.
En el
centro del páramo
donde la
tierra desciende hacia una depresión,
el hielo
ha comenzado a abrirse.
Llegan
aguas abiertas y negras
cuajadas
como la ira. Mi madre habla repentinamente.
Esa
psicoterapia no te está ayudando tanto, me parece.
No lo
estás superando.
Mi madre
tiene esa manera de resumir las cosas.
A ella
nunca le había gustado Law
pero le
gustaba la idea de que yo tuviera un hombre y que continuara con mi vida.
Pues él
es de los que toman y tú de las que dan espero que funcione,
era todo
lo que dijo después de haberlo conocido.
Dar y
tomar eran sólo palabras para mí
en ese
momento. Nunca antes había estado enamorada.
Era como
una rueda que bajaba rodando una colina.
Pero
temprano esta mañana mientras mamá dormía
y yo
estaba abajo leyendo la parte de Cumbres Borrascosas
donde
Heathcliff se aferra a la celosía durante la tormenta sollozando
¡Entra!
¡Entra! al fantasma del tesoro de su corazón,
caí de
rodillas sobre la alfombra y también sollocé.
Ella sabe
cómo ahorcar cachorros,
esa
Emily.
No es
como tomarse una aspirina, sabes, le respondo débilmente.
La Dra.
Haw dice que el duelo es un proceso prolongado.
Ella
frunce el ceño. ¿Y qué se logra
con todo
ese remover el pasado?
Oh
—extiendo las manos—
¡Yo me
impongo! La miro directamente a los ojos.
Ella
sonríe. Sí lo haces.
***
Yo
Oigo
pequeños chasquidos dentro de mi sueño.
La noche
gotea su taconeo de plata
espalda
abajo.
A las
cuatro. Me despierto. Pensando
en el
hombre que
se marchó
en septiembre.
Se
llamaba Law.
Mi rostro
en el espejo del baño
tiene
manchas blancas en la parte baja.
Me
enjuago la cara y vuelvo a la cama.
Mañana
voy a ver a mi madre.
(Fuente: La Parada poética)
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