OJOS GRANDES, SERENOS
Andando, el barro nos llega a las caderas. Calmando algunas inquietudes, han nacido otras. Rodamos sobre nuevos remansos.
Nadie vuelve; es ahora el momento del amor. El deseo es una ola suave; aquí en la orilla, con la mano firme, detrás de los juncos, frente al sol.
Volarán los pájaros silvestres, las islas vencerán a las palabras: el silencio sagrado sobre el mundo.
Iremos a la hoguera con los grandes herejes.
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en "Historia antigua", Ediciones Poesía Buenos Aires, Buenos Aires, 1956 / "Todos los poemas", Ediciones de la Flor, Buenos Aires, 1972. En la imagen, Francisco Urondo (Santa Fe, Argentina, 1930-Guaymallén, Argentina, 1976 / Telam)
(Fuente: Jonio González)
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