sábado, 1 de agosto de 2020

Vladimir Sabourín (Cuba, 1967 / Vive en Bulgaria)






Obreros


La mina de oro es un hormiguero
Cuya parte superior es barrida
Arrastrada por una extraordinaria e invisible
Ola potente que deja un tajo
Un corte limpio que da lugar a una vista
Hacia las terrazas subterráneas sin que se observe
El pánico habitual y el ajetreo después de que se haya movido
Una piedra y la vida despojada bajo ella se de a la fuga

Los obreros no huyen aunque hayan perdido
La cúpula la bóveda sobre sus cabezas ellos no están petrificados
Acostados en una postura inconvenciblemente cómoda
Tal como los que han sido arrasados por la lava en Pompeya
Desamparados ellos no se echan a correr ni se petrifican
En medio de esa repentina catástrofe una
Disciplina sin Dios ni amo frustra
La huida salvadora y la petrificación.

Ellos están trabajando.





Una iglesia en construcción en el barrio de Druzhba


En el nudo exterior de las tuberías de la calefacción
Un concesionario de great wall vigilado por vallas publicitarias
Una lonja una valla de chapa ondulada con harapos
Viejos carteles preelectorales una gasolinera de gazprom venta al por mayor de neumáticos
Una tubería de ventilación oxidada que se haga tu voluntad y bajo la tierra una sorda
Vía aparatos de aire acondicionado posados sobre cutres parches de aislamiento térmico
Esquejes plantados en viejos neumáticos la puerta principal del colegio empotrada
Ladrillos de ceniza al descubierto ytong desnudo un paso a nivel hacia el inexistente
Pasado glorioso un tramo exterior del metro
La eterna forma vertida en hormigón







El capitalismo como un juego


La educación primaria como un juego
El embrutecimiento como un juego
La alimentación como un juego
La bulimia como un juegо
El sueño como un juego
El insomnio como un juego
El agua como un juego
La sustracción como un juego
El niño como un juego
Los padres como un juego
El sistema de pensiones como un juego
La jubilación como un juego de azar
El trabajo como una labor creativa
El desempleo como creatividad





El teléfono negro


A Marco Vidal

Negro con un disco de marcar
No de plástico sino de baquelita
A principios de los 90 un anuncio
En un periódico de papel en una pudorosa
Sección de contactos que acababan de lanzar
Tú y yo se llamaba creo menuda gilipollez dí
El teléfono fijo de mis padres joder
Eran tiempos jodidos y había tal lío que incluso
No me echaron la bronca y mira que era el teléfono de mis padres
Aquel con el que crecí negro
Con un disco de marcar, de baquelita
No de plástico





Inventario, 1.01.2020


Un colchón meado tirado en la basura
Un congelador por descongelar (de aquellos que se descongelan manualmente)
Carne caducada en el cubo de la basura
Un edredón abarrotando un carrito de la compra
Una almohada en una bolsa del lidl arrastrada por el niño
Filas enteras de ciudadanos tirando con asombro
De las puertas cerradas del centro comercial







Gay Sex Rules


Cuando los niños sublevados de la burguesía se enfrentan a
los policías de los pueblos cerca de Roma
yo apoyo a los policías.
Pier Paolo Pasolini

detrás de la pulcra vitrina
del comedor vegano
ves cómo pier paolo
besa en la boca
al policía antidisturbios
de los pueblos cerca de sofía
detrás de su espalda se desata
la revolución de los niños
de la burguesía roja


***


Entras y mandas
en esta habitación
virtuosamente te acuestas
felizmente deseo
sobre un lecho de lino
aquel cuerpo blanco.





    Trad. Marco Vidal




(Fuente: Vallejo and company) 

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