sábado, 29 de agosto de 2020

Yu Jian (China, 1954)



La aldea en la ciudad


En el bar los pobres toman cerveza barata
mientras maldicen a la empresa que les explota
Se abre otra botella   Alguien se levanta y va al baño:
veinte letrinas: todas ocupadas   Día de lluvia   Gotea el alero
plop plop plop   Es la única música antigua que le queda a la ciudad
En el cuarto viejo toda la noche escucha la lluvia de primavera
muchas piernas se enfrentan a un nuevo ataque de artritis
En las casas preparadas para su demolición
hace años que nadie cambia los viejos pareados
de las puertas antes guardadas por el Dios del Umbral
Desde que el último profesor murió el año pasado
no queda nadie en la aldea capaz de escribir con pincel
La bruja cobra por adivinar pero dice cualquier cosa
Eso sí, si alguien se enriquece sin duda lo predijo ella
Lengua rápida, ya lo sentenció hace rato
que el aljibe huele mal que los álamos están torcidos
Queda el Rengo Li Si   Nuestro Xia Gao voló bien lejos
Cerró el negocio de conservas cerró el sastre se oxidó
el puesto del herrero el tejedor se volvió a Hunan
El supermercado resplandece   lleno de gente
se paga al contado no está la viejita que fía el toufu
Se escucha a través de la pared a los mafiosos
jugando al póker              uno reparte las cartas
El hijo mayor vende montou el del medio recoge basura
el tercero sin nada que hacer, de cuclillas en la esquina
La chica piensa en esos desconocidos: elegir a uno para salvarse
Hacia el sur hay fincas hacia el norte edificios
hacia el oeste el gran hotel hacia el este el aeropuerto
Esta gran ciudad no fue pensada para los campesinos
O participas o te largas Lárgate   La policía
está expulsando a los que nacieron aquí
Ah  Esto era antes su tierra: trigo y arroz
estanques con flores por todas partes ranas
viejos peros amarillos atardeceres luz de luna
Los dueños de la tierra están cercados    La aldea
convirtió en una cueva de ratones   Los más jóvenes
creen que las abuelas son extraterrestres
Aún tras tocar fondo las familias en la primavera barrosa
ponen las sábanas a airear y dan luz a mujeres bellas
La chica acicalada que sirve el té en la tienda
es como una esmeralda en un dedo sucio
Mucho más linda que Yang Yuhuan que Lin Daiyu que Zhao Feiyan
Mucho más linda que Diana mucho más linda que Brook Shields
con su cara igual que un huevo de cisne con su cintura de sauce
y una alegría salvaje un corazón sencillo y dispuesto a todo
que ninguna de esas bellezas célebres jamás tuvo.




en Un país mental
100 poemas chinos contemporáneos

Selección y traducción de Miguel Ángel Petrecca



(Fuente: Papeles de Pablo Müller)

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