ENTREGADAS
Nos rodeaban como los postes de un corral,
nos elegían, nos sacaban a bailar
por el brete de mesas, sillas, patas, curiosos.
Los ojos hambrientos puestos en los trofeos,
la ansiedad de ser escogidas,
no quedarnos sentadas por horas,
y dejar las faldas con arrugas delatoras.
Nos dejábamos guiar,
por el deseo de los otros,
sin percibir el propio.
PURA CURIOSIDAD
No fue el fuego que incendia los cuerpos en las películas.
Tampoco la armonía de dos sexos hamacándose.
Ni fue risas o travesura, como me hubiera gustado.
Nada de eso fue la primera vez.
Fue pura curiosidad,
saber qué hacían las otras chicas
cuando después de bailar los lentos
buscaban con disimulo sus abrigos de paño,
y sin mirar a nadie
se iban acompañadas,
desaparecían en los vidrios empañados
de un auto en pleno invierno.
COSAS QUE NO SE CUENTAN
Le conté que su abuela materna
había abortado ochenta años atrás,
que su abuela paterna,
sesenta.
Le conté que sus tías maternas
lo habían hecho cincuenta años atrás,
que las tías paternas habían abortado también
treinta años antes.
Que su madre, veintisiete años atrás.
Que me lo habían contado,
que todos sabían, que todos callaron,
que todas tenían pena en la boca.
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