A veces pienso que es mejor
que mi padre no vuelva de la muerte.
incluso para un padre y un hijo.
Temo que después de los saludos
y abrazos de cortesía y ternura
no sepa qué decirle.
El joven de 29 años que él saludó
por última vez
en aquel patio de Ramos Mejía
bajo las hojas impares de un eucalipto
ese joven devino en este señor malhumorado
de 47 años
escéptico del mundo
hermano de Jesús el Cristo
lector de novelas policiales
En fin
que temo que mi padre
no me reconozca
Y puede también que él haya cambiado.
la muerte puede cambiar mucho a un hombre
a lo mejor ya ni sea fanático de Boca
a lo mejor no le guste ya el vino
quizá mudó de marca de cigarrillo y en
vez de sus 43/70 fume ahora cualquier
otra cosa.
A lo mejor debemos dejar las cosas así.
A mí la vida me fue endureciendo.
Y no sé qué habrá hecho la muerte con vos.
Mirá
si volvés
que sea con forma de perro.
No lo tomes a mal.
Vos ladrá y mirame
voy a saber reconocerte.
Y te venís a casa conmigo.
Te prometo el sillón más cómodo.
Y arroz con carcasas de pollo
casi todos los días.
(Fuente: Arborecer Horizontes)
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